Se deja de querer (José
Ángel Buesa).
Se
deja de querer, y no se sabe
por
qué se deja de querer:
es
como abrir la mano y encontrarla vacía,
y
no saber, de pronto, qué cosa se nos fue.
Se
deja de querer, y es como un río
cuya
corriente fresca ya no calma la sed;
como
andar en otoño sobre las hojas secas,
y
pisar la hoja verde que no debió caer.
Se deja de querer, y es como
el ciego
que aún dice adiós, llorando,
después que pasó el tren;
o como quien despierta
recordando un camino,
pero ya sólo sabe que regresó
por él.
Se deja de querer, como quien
deja
de andar por una calle, sin
razón, sin saber;
y es hallar un diamante
brillando en el rocío,
y que, ya al recogerlo, se
evapore también.
Se deja de querer, y es como
un viaje
detenido en la sombra, sin
seguir ni volver;
y es cortar una rosa para
adornar la mesa
y que el viento deshoje la
rosa en el mantel.
Se deja de querer, y es como
un niño
que ve cómo naufragan sus
barcos de papel;
o escribir en la arena la
fecha de mañana
y que el mar se la lleve con
el nombre de ayer.
Se
deja de querer, y es como un libro
que,
aun abierto hoja a hoja, quedó a medio leer;
y
es como la sortija que se quitó del dedo,
y
sólo así supimos que se marcó en la piel.
Se
deja de querer, y no se sabe
por
qué se deja de querer...
Y ahora el dibupoema:
Postdata: recuerdo a los italianos que siguen el blog que tienen una dibucarta para traducir, con premio, en la entrada de 2 de marzo de 2020.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios son bienvenidos. Lo más cómodo es poner tu nombre al final del texto y luego elegir como identidad "anónimo".