Mi modelo de Tonic 23 es el de orza abatible, que bascula hacia popa dentro de un quillote y hace pasar el calado de 140 a 70 cm. Ese detalle es el que me permite meterme en todos los ríos, canales y zonas de poco calado que me encuentro a tiro. Yo creo que nunca tendría un velero de quilla fija, que te impide disfrutar de un segundo tipo de navegación, el de las aguas interiores, y a veces lo comparo con alguien que voluntariamente decidiera ser tuerto. Además la bahía de Santander se está colmatando de arena, y en bajamar los veleros de quilla fija tienen vetados casi todos sus preciosos rincones.
La pega es que hay una zona de la quilla a la que no tienes acceso cuando varas el barco cada año para darle la pintura, concretamente el tercio superior que hace su juego dentro del quillote:
Ese trozo de orza va sufriendo la oxidación y el deterioro, y puede llegar a pudrirse el eje o sus anclajes y perder la orza navegando. No sería el primer caso. En el Tonic no es grave, porque el quillote hace suficiente plano antideriva y puedes seguir navegando a vela sin la orza. Pero también puede ocurrir que se atore en posición bajada o intermedia, y entonces lo que no puedes es navegar por las zonas de poco calado, y si eso te pasa en un viaje es un buen problema.
El Corto Maltés tiene más de 30 años y la parte superior de la orza estaba muy deteriorada, por lo que este invierno hemos decidido hacerla nueva para la vuelta a Italia. Es bueno aprovechar los meses fríos y de sol debilucho para hacer estas tareas, que te permiten seguir disfrutando del barco cuando no se puede navegar.
Como el barco dejó de fabricarse en 1991 ya no tienen piezas de repuesto, y hemos tenido que fabricarla a medida. Conseguimos los planos en un foro de navegantes francés, y con ellos nos la han fabricado en un taller de metales de Cantabria. Aquí el trabajo en bruto:
Después hemos tenido que enviarla a galvanizar a una empresa de Asturias, porque en Cantabria nadie lo hace:
Y finalmente darle varias manos de imprimación y luego de patente:
Cuando varemos el barco en marzo simplemente tendremos que sustituir una por otra, y sólo nos queda cruzar los dedos para que entre en el quillote a la primera, y no pase como con las colchonetas.
Con cuidado, navegantes.
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