Hola navegantes.
Hoy dedicamos la mañana a conocer Béziers. La primera foto es para que veáis las ventajas de los veleros de orza abatible. Nos hemos quedado en un sitio del canal donde se tocaba el fondo con el bichero, en la orilla habría 50 cm de fondo. Cuando se dice que el canal de Midi está dragado a 1,5 metros se refiere al eje del canal, en las orillas lógicamente es menos. Con un barco de más calado no podríamos quedarnos en estos rincones.
Béziers tiene mucha cosas para visitar, pero me quedo con la estatua y la avenida dedicadas a Paul Riquet, el visionario que concibió la idea de construir el canal de Midi y dedicó su vida y su fortuna a hacer realidad ese sueño. Por desgracia murió pocos meses antes de ver su sueño realizado. Cuento su historia en el libro de la vuelta a España. Nació en Béziers y la ciudad le reconoce su mérito.
También nos ha llamado la atención la forma de dar sombra a las calles para huir de la canícula. En muchas ciudades españolas tienden toldos entre las ventanas de los últimos pisos, aquí lo hacen con paraguas.
La tarde ha estado llena de emociones y descubrimientos. En primer lugar pasamos el Pont-canal sobre el río Orb. Es un acueducto a decenas de metros sobre el río, y en la foto podéis ver el momento emocionante en que el Corto Maltés navega a esa altura impresionante sobre otro río caudaloso. También hemos navegado sobre carreteras y pueblos, pero no siempre se puede hacer la foto. Para hacer ésta Ana tuvo que bajarse del barco en marcha, correr por el puente delante para conseguir la foto desde la proa, y volver a subirse en marcha.
Después llegamos a las esclusas de Fonserannes. Son famosas porque son nueve encadenadas (ahora sólo se pasan 7) y por la fuerza terrible del agua al llenar cada cubeta, ya que en total el desnivel que salvan es de casi 14 metros. Cuando tenga mejor acceso a Internet os subiré algún vídeo, hoy de momento sólo una foto para que veáis la catarata de agua que se te viene encima. En una de las esclusas se nos rompió el bichero intentando sujetar el barco.
Y poco después, el túnel de Malpas. Está excavado en la roca, mide 160 metros y fue el primer túnel para un canal que nunca antes se había construido. Es de una única dirección y hay que entrar sonando la bocina de niebla. Por suerte no nos cruzamos con otro barco porque uno de los dos habría tenido que retroceder. Curioso que en este viaje el Corto Maltés ha navegado por el mar, por mares interiores, por ríos, por canales, por acueductos, y ahora hasta por túneles. ¡Menudo currículum!. Por cierto, me han preguntado qué llevo colgado del cuello cuando navego. El grillete de lira es para las gafas, y el silbato por si me caigo al agua, ya que no sé silbar.
Por el camino hemos visto extensiones enormes de árboles centenarios talados. Se debe a un hongo que se introdujo en Francia en las maderas de las cajas de munición norteamericanas en la Guerra Mundial. También lo cuento en el libro de la vuelta a España.
Finalmente hemos llegado a Poilhes, donde vamos a pasar la noche en el sitio que veis en la última foto. Y la anteúltima es para que veáis que también aquí tienen su árbol de Guernika. Se plantó en 1608 para reunirse a su sombra la Asamblea del Pueblo. Al parecer un ministro de Enrique IV ordenó que en todos los pueblos de Francia se plantara un olmo para discutir a su sombra, después de misa, de sus asuntos y los de la parroquia. El pobre olmo está más muerto que qué, pero allí le mantienen sujeto con cemento y con muletas.
Hasta mañana navegantes.
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