Pues sí, este mediodía han llegado las chicas y en la primera foto podéis ver el extraño equipaje que ha traído Ana. Como no podía ser de otra forma, el aceite que quedaba en el cárter se salió y embadurnó la maleta. Espero que su esfuerzo sirva para algo y consigamos reparar el fueraborda.
Hoy he conseguido la mediación del capitán del puerto, que ha llamado al teléfono privado del jefe de los mecánicos de Yamaha en Port Napoleón, y le ha dicho el miércoles se meten con mi motor. Curioso porque ese mismo taller me había dicho a mí que no podían coger nuevos encargos hasta dentro de 3 o 4 semanas. ¡Lo que hace ser un personajillo o un desconocido!.
La entrada al Golfo de Fos, donde estamos, está separada del mar por una serie de bancos de arena depositados por el río, como el Puntal de Santander, con la peculiaridad que están bautizados con el nombre del barco que encalló en cada uno, o bien el de su capitán. Y son como un rosario de malos augurios. Les llaman los Theys: They de la Gracieuse donde encalló un barco llamado La Gracieuse, y así todos los demás. Podéis verlos a la derecha de la segunda foto.
Ahora empezamos Ana y yo nuestras auténticas vacaciones. Si no se resuelve lo del motor conoceremos esta zona de Francia en un coche alquilado, y si se resuelve, desde el barco. Esta incertidumbre es otro de los alicientes de la navegación, aquí nada está cerrado.
Hasta mañana navegantes.
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