Hola navegantes.
Siguiendo nuestro deambular por los canales, hoy hemos venido a Béziers. Cuatro esclusas y 12 millas que nos han llenado el día.
Primero pasamos la esclusa de Agde. Es redonda porque tiene una entrada y dos salidas, una para el río Hérault y otra para seguir por el canal de Midi. Las peniches de alquiler no están autorizadas a pasar al río. Bastante que les dejan manejarlas sin ningún título para que encima puedan salir al mar. En los canales y las esclusas van como los coches de choque, ellas protegidas con una fila de defensas, pero a los demás como nos aplasten estamos jodidos.
Entre las sorpresas, hoy hemos pasado por un parque de atracciones, una estructura con arcos como un túnel para controlar el cauce de un río que cruzaba el canal, y hemos visto inventos náuticos curiosos. Por ejemplo una especie de remolque que ponen a las motoras, que sirve de plataforma de baño, de sitio para llevar bicis, etc., o una peniche que guardaba la hélice fuera del agua, colgada del casco. Tened en cuenta que la mayoría de los que viven en una peniche no la mueven nada más que cada 10 años para llevarla a un varadero a darle la patente. Es una pena tener 10 años la hélice en el agua deteriorándose para nada. La dejas fuera y a correr.
Al atardecer hemos llegado a Béziers. Es una gran ciudad que conoceremos mañana. Nos hemos quedado en un ramal del canal de Midi que conduce al río Orb, sobre el que pasaremos mañana a través de un pont-canal, que es como un acueducto por el que pasas navegando a decenas de metros por encima de una infraestructura. Los hay que pasan sobre carreteras, sobre vías de tren, sobre ciudades, y, como en este caso, sobre un río caudaloso. Es una sensación rara navegar por encima de esas cosas, os lo enseñaré mañana.
En el río nos hemos quedado junto a una peniche ocupada por una pareja. Al ver que amarrábamos el Corto Maltés a una raicilla se han escandalizado, pensando que cuando se abriera la esclusa se rompería. Creo que se equivocan, en la vuelta a España amarramos así muchas veces y nunca falló. El barco es pequeño y en el canal no hay mareas ni corriente. Pero se ofrecieron tanto que hemos permitido que nos prestaran una pica. La veis en primer plano en la última foto. Es un hierro que se clava en el suelo a martillazos. Nosotros no las llevamos a bordo por innecesarias y por lo mucho que ocupan, pero muchos barcos si. El problema es que en los alrededores de los canales, sobre todo cerca de los puentes, pasan cables eléctricos enterrados, y como aciertes con la pica en uno de ellos no lo cuentas.
Hasta mañana navegantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios son bienvenidos. Lo más cómodo es poner tu nombre al final del texto y luego elegir como identidad "anónimo".