Hola navegantes.
En la siguiente foto podéis ver el "barco" AC75 Alinghi Red Bull Racing, diseñado para la Copa América. He trazado la línea de agua cuando navega sobre los foils para que veáis lo que os he dicho otras veces: se queda sin timón. Obviamente al navegar sobre los foils el timón también se sale del agua y queda un trozo ridículo para gobernar, incapaz de mantener el rumbo correctamente (clic en la foto para verla mejor).
En la siguiente, y como comparación, el timón de un velero normal. Siendo un barco mucho más pequeño, la pala del timón es considerablemente más grande:
Con ese minúsculo timón, y con el barco lanzado a 30 ó 40 nudos sobre los foils, el rumbo depende más de los azares de los cambios en el viento que del efecto de la pala sobre el agua. Es una imprudencia dejar navegar a esos bólidos entre los veleros normales que navegamos 10 veces más despacio, y además sabiendo que su rumbo es errático. Ya ha habido accidentes graves por colisiones y alcances que se han saldado con un algún fallecimiento. Que yo sepa, al menos una señora a la que amputó las piernas el foil de un barco que pasó por encima de su zodiac, y un tripulante que se estrelló contra el palo cuando su velero casi se frenó en seco al dejar de navegar sobre los foils y apoyar el casco en el agua. Y el navegante Charlie Dalin tuvo mejor suerte. En una entrevista el año pasado en Voiles et Voiliers pasó como de puntillas sobre un detalle que pudo costarle la vida. Reconoció que en la Volvo Ocean Race su velero pasó de 29 a 2 nudos en un segundo, cuando se posó en el agua mientras navegaba sobre los foils. Charlie salió volando y no llevaba puesto el casco de rugby con el que navega habitualmente. Salió indemne de milagro. Esos amerizajes son como cuando se choca un coche con una pared, y los que van a bordo salen disparados. Con la diferencia de que en el coche llevas el cinturón y el airbag, y en el velero no. De hecho, cuando se van a dormir (sí, aunque os parezca mentira se van a dormir con el barco volando, os lo juro) siempre lo hacen con los pies hacia la proa y amarrados a la cama.
Para proteger a los demás navegantes que nos cruzamos en su camino todavía no ha sonado la llamada de corneta, y no están haciendo nada. Pero para proteger a los tripulantes, como pagan los sponsors, la industria ya ha encontrado la forma de sacar provecho y se empiezan a comercializar trajes de aguas con protecciones como las de los motoristas. Pero parece que el precio lo pone alguien a quien le ha dado un brote: 1.100 euros la chaqueta y 1.000 euros el pantalón, 2.100 euros el traje completo. ¿Nos estamos volviendo locos?.
Con cuidado, navegantes.
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