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jueves, 9 de marzo de 2023

Lo que voy sabiendo del Río Támesis.

 Hola navegantes.

Gracias a los documentos on line del Puerto de Londres me estoy haciendo ya una idea de lo que vamos a encontrar en el Támesis, que probablemente será la etapa más interesante de la navegación a Londres.

Lo primero que hay que saber es que está dividido en dos partes: el Támesis "mareal" o sujeto a las mareas, desde el mar hasta Teddington (al Oeste de la ciudad Londres), y el "no mareal", desde Teddington hacia río arriba. La diferencia es que en Teddington hay una esclusa que convierte el río arriba en un cauce de agua interior regulado por esclusas, como los ríos y canales de Francia, mientras que el "mareal" es un río salvaje sujeto a la fuerza descontrolada de las crecidas del río y, sobre todo, a las mareas y las olas del Mar del Norte cuando el barómetro se pone pesimista. El no mareal lo gestiona una Agencia de Medio Ambiente, y el mareal el Puerto de Londres. Para navegar por el Támesis no mareal hay que desarbolar, pero para el Támesis mareal (por lo menos hasta la ciudad de Londres) no. Nosotros usaremos sólo el Támesis mareal, porque para conocer el no mareal haría falta otro viaje.


El Támesis mareal está sujeto a mareas de hasta 7 metros en vertical y a olas que pueden alcanzar los 2 metros, por lo que navegar por él, en condiciones duras, puede estar hasta prohibido. De hecho la gran  barrera de mareas de la que os hablé otro día se construyó para domesticar en lo posible estos elementos. Por estas condiciones, y por la turbidez del río que hace imposible encontrarte si te sumerges, es obligatorio navegar con el chaleco salvavidas puesto, y no sólo llevándolo a bordo como es lo habitual. También está prohibido bañarse en el río.

 

 A pesar de ser fundamentalmente un río para el tráfico comercial al puerto de Londres, es habitual encontrar focas y delfines, que a veces entran en manadas y, las focas, pueden observarse tomando el sol en los recodos del río en bajamar. Suelen entrar dos especies, la foca gris y la foca portuaria, que se diferencian por el contorno de la cabeza y la forma de las fosas nasales, paralelas o haciendo una "V":

Una característica sorprendente es que en el Támesis todo está regulado y reglamentado. Aparte de no poder bañarte, están prohibidas las motos de agua, muy regulados los otros deportes acuáticos, con zonas específicas pata practicarlos, y hay que pedir permiso hasta para hacer reportajes fotográficos o de video profesionales, y hasta para usar detectores de metales por las orillas en bajamar.

Como la salinidad del río varía según las mareas y las crecidas, hay páginas que informan de la densidad en cada zona del río cada día, para que los mercantes puedan calcular su calado real, ya que el río es poco profundo (de 4 a 8 metros en el canal para los mercantes) y tienen que afinar mucho.

Para la náutica deportiva hay fondeaderos y amarraderos en todo el río, pero son pequeños y hay que pedir plaza con  mucha antelación. Los hay de 3 tipos:

  1. Boyas en el río, sin acceso a la costa.
  2. Pantalanes con acceso a la costa, algunos permanentemente a flote y otros que tocan fondo en bajamar y te quedas varado con el pantalán.
  3. Marinas a las que se accede por esclusa, que normalmente son accesibles sólo de 2 horas antes a 2 horas después de la pleamar.

Los dos primeros van a ser incomodísimos, por las olas (las meteorológicas y las de los mercantes) y las mareas. Y si cogemos una boya, además de que en el Corto Maltés no tenemos anexo para desembarcar, dudo que con esas mareas nadie se arriesgue a ir con el inflable a la orilla, para además encontrarte con unos fondos de limo pegajoso. Nosotros intentaremos gestionar la plaza en las marinas, a ver si tenemos suerte.

 A lo largo del río hay amarrados "barcos-vivienda" como en todos los ríos. Pero en el Támesis debe ser una tortura vivir en ellos. Están continuamente sujetos al oleaje, y deben estar amarrados con amarras de polipropileno de 4 cm de diámetro como mínimo, y duplicadas. En bajamar pueden quedar apoyados en fondos no horizontales, por lo que una parte del día viven inclinados. Por este motivo, y por las olas, la autoridad portuaria recomienda tener todo (hasta la tele) atornillado, y los armarios con llave o pestillo, porque pueden abrirse con el oleaje y vaciarse su contenido, produciendo accidentes. Las aguas negras no pueden verterlas al río y tienen que tener los aseos en una caseta en tierra, o bombearlas a la red de alcantarillado, o almacenarlas en pozos negros y vaciarlos periódicamente. La calefacción suele ser con estufas de leña, con la incomodidad de comprar el combustible y deshacerse de las cenizas, además de ser obligatorios los detectores de gas y de CO. Vamos, una vida nada romántica.

Las señales de tráfico marítimo que se aprenden en el  CEVNI (el título que te habilita para navegar por las aguas interiores) son en su mayoría las que se utilizan en el Támesis. Pero como en otros lugares hay señales peculiares, consagradas por el uso durante décadas, que hay que conocer. Algunos ejemplos:

  • Una de las más habituales, la que indica el arco navegable de un puente sobre el río, y que según el CEVNI deben ser dos o un rombo amarillo según que el tráfico sea en una o en las dos direcciones, en el Támesis está sustituida por dos bolas o luces naranjas en horizontal.
  • La navegación prohibida por un arco, que según el CEVNI es una cuadrado rojo con una franja horizontal blanca, en el Támesis son tres bolas o luces rojas haciendo un triángulo con el pico abajo.
  • Cuando el vano de un puente está reducido, de noche lo marcan con una luz blanca, pero de día, aunque os parezca mentira en el siglo XXI, con un manojo de paja colgando del vano.


 Por último,en el Támesis se siguen usando las señales sonoras con la bocina de niebla, aunque no haya niebla, para que los barcos manifiesten sus intenciones, y hay que llevar la bocina preparada:

 

No hace falta decir que estas señales luminosas y sonoras hay que llevarlas memorizadas, porque en ese río poderoso no puedes parar a consultar la chuleta mientras la corriente te mete en el puente o  mientras un mercante te embiste.

Finalmente, me he apuntado a un Club de Navegantes del Támesis (Tidal Thames Navigators Club) que es gratuito, y hace de intermediario entre el navegante y la autoridad portuaria para todos los trámites, ayudarte a encontrar amarre, y actualizarte los avisos a los navegantes que afecten al río. A ver si funciona bien. Debe ser muy utilizado porque me han dado como propietario el número de orden 860.155, y como embarcación la número 723.766. Alucinante.

Con cuidado, navegantes.

6 comentarios:

  1. Alucinante (tu lo has dicho). Gracias por compartir estás informaciones tan interesantes y con tantos detalles. Un saludo Milo

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  2. Gracias a ti, Milo, que algunos de los detalles los he sacado de lo que tú me mandaste. Un abrazo.

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  3. Muy interesante, Álvaro. Tu sabes mejor hasta donde debes llegar, pero estimo que ascender por el Tamesis, es una oportunidad que no debes perder. Bien merece el esfuerzo de subir, una vez allí. Si no lo haces ahora, no volverás.
    Miguel.

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  4. Tienes razón, Miguel. Después de la paliza de llegar a Calais (un mes y medio espero) sería una faena no intentarlo. Pero no tengo que demostrar nada. Si las condiciones al llegar son duras cambiaremos de destino a Bruselas y lo disfrutaremos igual. Un saludo.

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  5. Bravo Álvaro! Viendo como preparas tus travesías se comprende el éxito de tus empresas. Y leyendo como lo documentas todo, el éxito de tus libros que tantos leemos para compartir de algún modo tus aventuras. Buena proa y muchos ánimos. Te seguimos!
    Eduardo

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    1. Gracias Eduardo. Estoy muy contento de haber finalizado con éxito todas nuestras navegaciones y creo que los secretos son dos: uno, la planificación, como tú dices. Y dos, tener un barco sencillo con pocas cosas que le puedan fallar. Gracias por seguirnos.

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