Hola navegantes.
Génova fue una república independiente que incluyó las islas de Córcega y parte de Cerdeña, ahora es una ciudad italiana, pero para los navegantes es fundamentalmente nuestra vela de proa. Sustituyó al clásico "foque", una vela igual pero más pequeña, y algunos marinos la nombramos en masculino ("el génova") y otros en femenino ("la génova").
Se llama así porque fue utilizado por primera vez en la ciudad de Génova. Se diferencia del foque en que éste es menor que el triángulo de proa, que es el triángulo formado por el mástil, la cubierta y el estay de proa. El génova es más grande que el foque, llega más a popa del palo y se superpone con la vela mayor. Los génovas se clasifican por el porcentaje de solapamiento. Por ejemplo un génova 150 % significa que su lado horizontal, el paralelo a la cubierta, es un 50 % mayor que la longitud del triángulo de proa. En cualquier caso, siempre que mencionamos el génova estamos pensando en una vela de tela que se iza para ayudar a impulsar el velero. Pero no siempre es así.
El "génova belga" no es una tela, es un entramado de cintas que se iza entre el estay y el palo cuando se navega con espí:
Su función es evitar que en los desventes el espinaker se meta entre el estay y el palo, cambie de banda, y se haga una coca (se enrolle sobre sí mismo y sobre el estay). Estas cocas son difíciles de deshacer y muchas veces se saldan con la rotura de la vela, desgarrada con el estay al intentar arriarla.
El génova belga no lo he visto nunca en España, y yo en el Corto Maltés no lo llevo. En los veleros pequeños siempre te falta espacio y lo prioritario es llevar sólo lo imprescindible. Pero sustituyo su función con las escotas. En efecto, para izar e espinaker hay que enrollar el génova, y entonces sus escotas no sirven para nada. Yo las llevo desde el génova enrollado hasta el herraje del tangón, en la parte de proa del palo, y así tengo dos cabos horizontales a media altura que dificultan el paso del espí, aunque por supuesto no son tan eficaces como el génova belga, que obstruye toda la superficie entre el palo y el estay.
Y por cierto, un comentario sobre la forma de enrollar el génova cuando llegamos a puerto. Hay que seguir enrollándolo hasta que las escotas den un par de vueltas sobre la tela:
Parece una tontería, pero evita que si el viento sopla fuerte se formen bolsas en las últimas vueltas y, en el peor de los casos, la fuerza del viento llegue a desenrollar el génova estando el barco amarrado. Lo he visto varias veces, y en más de una ocasión, estando en un puerto extranjero, nos hemos ido a la cama con tanta naturalidad como se acuesta el sol y unas horas después soplaba fuerza 8, y he tenido que levantarme en la oscuridad a enrollar el génova de algún vecino de pantalán. Ese accidente puede desgarrar la vela, o lo que es peor, hundir el barco al hacerle "navegar" amarrado a puerto, haciéndole golpear el casco con el pantalán, el muro o el barco vecino. Y lo que ya es imperdonable es dejar el último trozo del génova desenrollado y sobresaliendo un triangulito, porque en caso de tormenta es una superficie de vela que recoge viento y zarandea la proa del barco inútilmente.
Con cuidado, navegantes.
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