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lunes, 3 de octubre de 2022

Aguas negras en Córcega.

 Hola navegantes.

Después de haber vuelto a Santander encantado con la belleza de Córcega, he tenido que leer en una revista náutica la queja de un navegante que alquiló un catamarán con patrón para 14 personas, y comprobó que el patrón no hacía uso del depósito de aguas negras ni en los puertos ni en las calas. Los restos orgánicos de las 14 personas se vertían al mar sin ningún tratamiento y en cualquier lugar de fondeo. Afirma haber estado en calas de Córcega donde había más de cien personas en distintos barcos haciendo lo mismo.

El capitán le afirmó haber recibido la orden de la empresa de no usar la cuba de aguas negras, para evitar malos olores a bordo (algo absurdo, porque están bien selladas). Al escribir posteriormente a la empresa para pedir explicaciones, le contestaron tener que hacerlo así porque las cubas eran demasiado pequeñas, y por la ausencia de estaciones de bombeo en las marinas. Son instalaciones que con una chupona vacían la cuba de aguas negras y las eliminan al alcantarillado. 

Aparte de una guarrería, es manifiestamente ilegal. En Europa está prohibido verter aguas negras a menos de 3 millas de la costa. La cuba se puede vaciar en las estaciones de bombeo de las marinas, o en el mar a más de 3 millas de la costa si está adecuadamente tratada para que no contenga sólidos. Si no está tratada de ese modo, a 12 millas.

En los veleros pequeños no hay sitio para instalar una cuba de aguas negras, y la solución más práctica y menos engorrosa es el retrete químico.

 

Está suficientemente bien sellado para que no desprenda olores, y en el recipiente de aguas negras se echa un producto que licúa las heces para poder luego vaciarlo a más de tres millas de la costa, una distancia a la que nos movemos habitualmente en los viajes. 

 Respecto a la forma de vaciarlo, la gente normalmente lo hace volcándolo por la borda. Yo no lo recomiendo, porque cuando hace mucho viento puede salpicarte. Lo mejor es echarlo al agua con las dos bocas abiertas y llevarlo a remolque unos minutos. El agua entra con fuerza por una de las bocas y sale por la otra, generando un chorro de agua a alta presión que no sólo lo vacía de un arreón sino que también lo limpia por dentro. Y si el remolque lo haces con un cabo largo, todo el proceso ocurre varios metros por la popa, con lo que ni ves ni hueles nada.

Este sistema te de acceso a las aguas protegidas de las reservas naturales y similares, donde está prohibido entrar sin depósito de aguas negras por razones evidentes. 

A pesar de que suele considerarse un sistema "sucio", nosotros llevamos años utilizándolo y sólo le vemos ventajas:

1) Nunca huele. Aunque el retrete y su contenido esté a bordo, está suficientemente bien sellado y no huele nada. Por el contrario, los WC marinos con bomba, suelen oler por hacer mal el sifón o por quedarse retenidas las materias en las gomas de las válvulas.

2) Nunca se atascan. Una de las faenas más desagradables de un capitán es tener que limpiar las válvulas o las tuberías del retrete marino porque se ha atascado con una compresa, el papel, o (caso real) con un pez. En efecto, las bombas chupan del agua del mar por un tubo de unos 5-8 cm de diámetro, y por ese tubo puede absorber a un pez que, obviamente, se queda atascado en la válvula.

3) Es fácil y barato de cambiar. En el peor de los casos, que se rompa o deteriore, en todas las tiendas de acastillaje se venden y su coste es de unos 80 euros.

4) Prescindes en el casco de 2 pasacascos enormes, con lo que el riesgo de inundación por avería es cero.

5) Como es de quita y pon, puedes sacarlo para ampliar el espacio en el plato de la ducha.

Muchos de los navegantes que me han acompañado en los viajes del Corto Maltés me han dicho que al volver a casa cambiaron su retrete marino por uno químico, al ver sus comodidades y la facilidad de utilización.

Con cuidado, navegantes.

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