Hola navegantes.
El 9 de abril erupcionó el volcán La Soufrière, en la Isla San Vicente, del Caribe. No lo hacía desde 1979, y desde la erupción la población vive entre las cenizas, entre otras cosas privados de agua por la contaminación de los ríos. Numerosos veleros de las islas de alrededor se han organizado para encaminar la ayuda humanitaria. Entre ellos el Ganesha, cuyos propietarios, Yoann y Clotilde, han decidido organizar ellos mismos las colectas y donaciones.
Una parte de la población ha sido evacuada a campos de concentración, pero muchos han preferido quedarse en sus casas por temor al pillaje. Yoann y Clotilde asistieron impotentes, desde Martinica, a la desgracia que se desarrollaba sólo a 80 millas al sur (un día de navegación) y como muchos otros habitantes de las islas de alrededor, decidieron no permanecer impasibles y ayudar. Detuvieron sus actividades de escuela de vela de crucero con el velero, y se concentraron en organizar la ayuda. Su velero es muy robusto y puede transportar 3 toneladas de carga.
Lo primero fue conseguir un permiso especial en relación con la Covid, para poder descargar en el muelle de San Vicente sin tener que presentar la PCR cada vez.
A continuación pensaron la manera de recolectar el dinero. Clotilde diseñó un póster que se vendió entre 25 y 35 €, que una imprenta les hizo gratuitamente, y en poco tiempo recolectaron 1.700 €. Con 400 € pueden comprar una tonelada de agua, y junto con otros productos de primera necesidad (conservas y productos de higiene) hicieron el primer viaje el 16 de abril, una semana tras la erupción. Actualmente preparan el segundo.
Muchos otros veleros se han sumado a la iniciativa desde las islas vecinas. Al ver el velero así cargado e imaginarlo escorado navegando con el fuerte viento alisio que hay entre las islas (que no es una brisa frívola, son habituales los 30-35 nudos) uno se pregunta si es lógico correr el riesgo para llevar esa ayuda insignificante. Ver esos paquetes de agua embotellada casi da pena, porque un mercante llevaría tanques de varias toneladas, o depuradoras de campaña, mucho más eficientes. Pero supongo que se han aplicado el refrán "si no puedes con la vida, prueba con la vidita", en el sentido de que a las personas individuales estos problemas de gran magnitud nos sobrepasan, su solución global está fuera de nuestro alcance. Pero para no quedarnos impasibles podemos aportar nuestro granito de arena, que junto al de los demás puede que sumen algo significativo en la vida de unos pocos de los afectados. Y nos queda la tranquilidad de pensar que hemos hecho lo que estaba en nuestra mano, y que por lo menos las pocas familias a las que ha llegado el material han aliviado momentáneamente sus penalidades.
Con cuidado, navegantes.
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