Hola navegantes.
En la vuelta a Italia necesitaré cargar el Corto Maltés con una grúa cuatro veces: en Getxo para subirlo al camión y en La Nouvelle para echarlo al agua en el Mediterráneo; y a la vuelta en Plasencia para sacarlo del río Po, y nuevamente en Getxo para devolverlo al Cantábrico. El transporte fácil por carretera es otra ventaja de los veleros pequeños y de orza abatible, que no necesitan un convoy ni un camión especial, y te permite disfrutar de planos de navegación más alejados de tu puerto base. Pero tengo que reconocer que cada viaje por carretera es una preocupación después del accidente en el remolque cuando íbamos a Elba (ver entrada de 4-5-16). Pero también que todas las experiencias posteriores, que ya son varias, con el transportista que ahora me lo lleva en un camión (bastante más seguro que el remolque) han sido positivas. Pero de vez en cuando circulan por la red vídeos como este, que te pone los pelos de punta:
Seguramente se trate de un vehículo antiguo, pues los camiones-grúa modernos tienen una alarma que te indica cuándo el peso de la carga, combinado con el brazo de palanca, sobrepasa el punto crítico del desequilibrio, y un mecanismo de seguridad le impide seguir alejando la carga del camión.
También me ha parecido raro que el del vídeo descargue el barco por el frente, porque las patas estabilizadoras están por el costado, y a mí siempre me lo han descargado y cargado con el camión de lado. Algo debían de sospecharse, porque habían lastrado con sacos las patas estabilizadoras de detrás:
Con cuidado, navegantes.
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