Visitas al blog:

jueves, 23 de noviembre de 2023

Cuando el que se cae al agua es el capitán.

 Hola navegantes.

Así es, estamos acostumbrados a pensar que si alguien se cae al agua será otro, y nosotros estaremos a bordo parea organizar su rescate. ¿Pero qué pasa si el que se cae es el capitán, y el único que sabe maniobrar el barco?.

En la carretera se considera normal que sólo sepa conducir el conductor, porque es imposible que se volatilice o salga por la ventana y tenga que hacerse cargo de la conducción uno de los acompañantes. Y si está indispuesto puede parar el vehículo en el arcén. Pero imaginaos por un momento que eso ocurriera. Que un autobús se quedara sin conductor, que no pudiera detenerse,  y que un pasajero sin carnet tuviera que ocupar su lugar y llevarlo a su estación de destino. Seguro que acababa en tragedia.

Pues en el mar sí que ocurre. Entra dentro de lo posible que con mal tiempo se caiga el capitán al mar, no puedan recogerlo, y los tripulantes inexpertos y sin título tengan que hacer llegar el barco a su puerto de destino. Acaba de pasar en Francia, frente a la Isla de Oleron.

El 20 de noviembre el capitán de un velero de 10 metros navegaba con tres pasajeros sin experiencia y se cayó al mar. Era de noche, con viento de fuerza 6 y rachas de 7, y olas de 4 a 6 metros. Los tripulantes que quedaron a bordo por supuesto no supieron hacer la maniobra para recuperarlo, ni siquiera sabían usar la radio, y por si fuera poco estaban mareados. 

Lo único que se les ocurrió fue llamar a la mujer de uno de ellos que estaba en tierra. Por suerte estaban suficientemente cerca de la costa para tener cobertura de móvil, que suele perderse a partir de las 5 millas. Más lejos ni siquiera habrían podido contactar con su familia, y nadie se habría enterado del drama hasta darles a todos por desaparecidos. Ella llamó a continuación a los bomberos (!!!!!!!!!!!!) que con su  buen hacer contactaron con Salvamento Marítimo, y ellos desencadenaron la alerta. Tuvieron que desencadenar en realidad dos: una para encontrar y recuperar al náufrago, y otra para encontrar y recuperar al velero a la deriva, que con aquel viento del Oeste derivaba hacia las rocas de la isla de Oleron.

Hicieron despegar a un helicóptero de rescate, que volvió a tener la suerte de que encontró al náufrago antes de media hora de su caída, rescatándolo de un agua a 14ºC, por supuesto en hipotermia. En estado de shock fue trasladado a un hospital en La Rochelle.

Respecto al velero, los tripulantes no supieron  ni siquiera arriar las velas, y siguió derivando hacia las rocas. También ellos tuvieron suerte, pues la lancha de salvamento de La Cotinière (el puerto que conocimos este verano en la navegación a Londres) lo encontró y fue capaz de mandar a un hombre rana a bordo, que consiguió arriar las velas cortando las drizas, darles remolque y llevarlos a puerto sin  ninguna pérdida de vidas humanas. Un  milagro.

 

Alegrándonos del final feliz hay que sacar alguna lección. Creo que lo mínimo que hay que enseñar a un tripulante novato, por si el capitán se cae, es:

  1. Localización del aro salvavidas y saber lanzarlo.
  2. Saber activar la tecla "hombre al agua" del GPS.
  3. Si la radio tiene llamada selectiva digital, saber activar la tecla de "distress".
  4. Saber contactar por la VHF con Salvamento Marítimo por el canal 16.
  5. Saber arriar las velas y amarrar la caña a una banda para que el velero se quede al pairo.
  6. Saber largar el ancla con el mayor número de cabos empalmados, para el barco derive menos y sea más fácil de encontrar, para que ofrezca la proa a las olas, y para que si deriva hacia la costa se quede fondeado antes de estrellarse contra las rocas.

Si además sabe arrancar el motor después de haber recogido todos los cabos del agua (para que no bloqueen la hélice) dirigir el barco en la dirección deseada, y utilizar la pirotecnia, ya sería lo perfecto.

Y otra lección es que si hubieran llevado una línea de vida por la popa nada  de eso habría ocurrido, porque el capitán estaba consciente y se habría agarrado a ella para volver a bordo por sus medios. Os hablé de esa línea de vida aquí:

Clic aquí.

Con cuidado, navegantes.

miércoles, 22 de noviembre de 2023

La huella de carbono de la vela.

 Hola navegantes. 

¿A que en la primera pensada parece que la huella de carbono de la vela es cero, ya que nos impulsa el aire?. Pues esto se está replanteando, sobre todo para las grandes regatas oceánicas con veleros de alta tecnología, y el resultado es deprimente.

Como referencia para las cifras siguientes, hay que recordar que un ciudadano europeo medio emite unas 9 toneladas de CO2 a la atmósfera cada año, y que el objetivo es reducirlo a 2 toneladas para que esa emisión sea sostenible por el planeta. 

Pues sólo la construcción de uno esos veleros tecnológicos emite unas 12 toneladas de CO2 a la atmósfera, además de las toneladas de agua que se lleva. Ello ha llevado a afirmar a muchos expertos que el único velero ecológico es que se compra de segunda mano. Antes era así, y la mayoría de los monstruos de regatas oceánicas eran  adaptaciones y mejoras de barcos adquiridos de ocasión. Pero el afán de subir al pódium y  la "generosidad" de los espónsores está haciendo que cada vez más se construyan nuevos, por cierto con unos costes pecaminosos (varios millones de euros).

A esta huella de carbono hay que añadir la del desplazamiento de los equipos y los viajes de vuelta. Cada uno de estos veleros está rodeado de un equipo de cerca de 100 personas, y  muchos de ellos se desplazan al puerto de llegada de la regata (las islas del Caribe en las regatas transatlánticas) en avión. Un avión de ida y vuelta a Las Antillas emite 2 toneladas de CO2, o sea, la totalidad de la emisión sostenible de un ser humano en todo el año. Y si el velero vuelve a Europa a bordo de un mercante, que obviamente hace el viaje de vuelta a motor, hay que sumar otras 12 toneladas de CO2, seis veces más de lo que la Tierra puede absorber del marino que hizo el viaje de ida a vela, en un año.

Para intentar combatir esta tendencia, algunos marinos están proponiendo cambiar las normas. El cambio pasaría, en primer lugar, por limitar la fabricación de veleros oceánicos nuevos. Como la informática ya nos permite calcular casi todo, se sabe que hoy en día hay más de 1.200 veleros de la serie "mini 6,50" (los más pequeños que regatean en el océano) y cerca de 120 "Clase 40", y que sólo la mitad de ellos regatean. El resto podrían adquirirse de segunda mano, adaptarlos, y volver a regatear.

Y en segundo lugar, por cambiar las rutas de las regatas oceánicas y hacerlas de ida y vuelta de manera que los equipos no tuvieran que desplazarse tanto y se pudiera prescindir del viaje de vuelta a bordo de un mercante. Se sugiere sustituir la travesía del Atlántico por una regata de ida y vuelta a las Azores, o que las regatas transatlánticas incluyeran el regreso a Europa como segunda etapa, también  a vela.

Ojalá que poco a poco se vaya racionalizando nuestro deporte, y eso contribuya a que pierda ese carácter elitista que tiene ante el gran público, a lo que tampoco ayuda nada esto:



 Con cuidado, navegantes.

martes, 21 de noviembre de 2023

El imprudente de Santander, en Voiles et voiliers.

 Hola navegantes.

Aunque os parezca mentira, algunos se hacen famosillos por sus imprudencias. La revista de vela Voiles et Voiliers, en su versión electrónica, ha publicado la "hazaña" de los que intentaron salir de Santander por el lugar equivocado y se encontraron un tren de olas rompientes que casi les cuesta la vida y un naufragio. Os lo conté aquí:

Clic aquí.

Es curioso que dan información equivocada, como que estaban intentando entrar en Santander, cuando estaban saliendo, o que eran españoles cuando en realidad eran portugueses. Lo primero añade gravedad a la imprudencia, porque cuando entras a un puerto desconocido se junta la necesidad de escapar al temporal refugiándote en puerto, con el desconocimiento natural si es tu primera arribada. Pero si estás saliendo es imperdonable no haberte asesorado bien de la ruta de salida, cuando has podido preguntar a todos los navegantes locales o a las autoridades.

Por otra parte la revista dice que regularmente las autoridades cierran el puerto por  temporal, lo que tampoco es cierto. El puerto de Santander es de Categoría A, que significa que es un puerto de refugio en temporales, o sea, todo lo contrario. Precisamente Cabo Mayor y la península de La Magdalena protegen la entrada de los temporales del Oeste, dejando una zona de paso libre y sin olas a sotavento, pero claro, siempre que se sepa por donde entrar y salir, que es por el Este de la Isla de Mouro. Esta información está clarísima en las guías náuticas y portulanos, y en la Guía Imray la resalta en color rojo:

Me sigue pareciendo incomprensible que intentaran salir por el Oeste de la Isla de Mouro (o sea, dejándola al Este) no sólo porque significa que no consultaron la cartografía, sino porque esos trenes de olas se ven desde muy lejos y se metieron en la coctelera viendo lo que había delante.                                        

La revista coincide en que salieron vivos de milagro. Unos dirán que se echaron al mar sin santiguarse y a pesar de eso se les apareció la Virgen, otros simplemente que tuvieron  mucha, muchísima suerte. Y eso es verdad, porque si no en vez de en el Voiles et voiliers habrían salido en las esquelas de la prensa local. Éste es el barco después de la desventura:

 

 Sorprendente que después del revolcón sólo tenga doblado el soporte del panel solar y aparentemente no haya roto el timón ni doblado los candeleros. Al parecer después del susto han decidido volver a Portugal llevando el barco por carretera, pero eso no puedo garantizarlo porque no he podido hablar con ellos.

Con cuidado, navegantes.

lunes, 20 de noviembre de 2023

Navegar por el aire sin timón.

 Hola navegantes.

Lo que voy a decir es sólo una opinión y puedo estar equivocado. En otras entradas os he hablado de los peligros de los veleros con foils, que navegan fuera del agua a unas velocidades siniestras (40  nudos o más) y suponen un  peligro para los demás navegantes que vamos a 4-5 nudos y nos les oímos llegar debido a su silencio.

 Toda la responsabilidad de evitar una colisión depende de ellos, pues a nuestra velocidad no podemos hacer nada para evitarlos, incluso aunque los viéramos llegar sobre nosotros desde lejos. Sería como dejar circular por las carreteras nacionales a los bólidos de Formula 1 a 200 km/h entre los demás coches que vamos a 90, y que además circularan en silencio total. 

Pues por si fuera poco, al salir del agua por efecto de los foils también salen los timones, como puede verse en las fotos:


Con los timones fuera del agua el barco es inmaniobrable, responde mal a la rueda o a la caña del timón y su rumbo es aleatorio, o al menos mal controlado. Sería como si, en el ejemplo de los Fórmula 1, esos bólidos circulando por la carretera nacional, además, de vez en cuando perdieran el control de la dirección.

Ya ha ocurrido un  accidente en que uno de esos veleros pasó por encima de una Zodiac y amputó las dos piernas a una señora con el foil, y otro en que al posarse sobre el agua (que pasa de 40 nudos a casi cero, lo que equivale a chocar con una pared) un tripulante salió disparado y se mató al chocar con el mástil.

Creo que lo lógico, si quieren experimentar nuevas modalidades de navegación de ese tipo, es que lo hagan en circuitos cerrados como los de automovilismo, no dejándoles "navegar" entre los demás veleros, que somos la inmensa mayoría, sometiéndonos a ese riesgo.

Con cuidado, navegantes.

domingo, 19 de noviembre de 2023

Dibucarta del estuario del Támesis.

 Hola navegantes.

Esta es la dibucarta de cuando navegamos por el estuario del Támesis hacia Londres. Se empieza a leer en la aleta izquierda (clic encima para leerla mejor).

El estuario es uno de los principales entrantes del Mar del Norte en Gran Bretaña, donde desemboca el río Támesis. Es la puerta del tráfico marítimo a Londres, y se concentra una importante actividad industrial y residencial. Las principales dificultades para nosotros serían su extensión (60 km.) las mareas (7 m. de altura y corrientes de 8 nudos) las olas de hasta 2 m., las arenas cambiantes en los fondos, los parques eólicos marinos, los cables eléctricos submarinos en fondos de 2-4 metros que pueden desviar el compás, los fuertes de la Guerra Mundial (y especialmente el Principado de Sealand, donde un pirado se ha nombrado rey) los barcos hundidos en la Guerra Mundial y la gran barrera de mareas. Casi nada.

A pesar de estas complicaciones habíamos salido de Santander sin la cartografía del estuario, que no encontramos, pero un navegante local que conocimos en el puerto anterior nos dejó fotografiar las páginas de su guía y nos ayudó con el cálculo de la marea. Y  finalmente fue una navegación tranquila con buen tiempo después del temporal, pudiendo disfrutar de la parte positiva de todas esas sorpresas en vez de la negativa.

Al primero que transcriba la dibucarta le regalaré el original.

Con cuidado, navegantes.

jueves, 16 de noviembre de 2023

La navegación a Londres en Skipper (3 de 3).

 Clic encima para leerlo mejor.

La continuación de este artículo, donde cuento las anécdotas y los incidentes del regreso de Londres a Santander, se publicará en el número de enero de 2024.





miércoles, 15 de noviembre de 2023

La navegación a Londres en Skipper (2 de 3).

 
 Clic encima de cada imagen para leerlo mejor.



martes, 14 de noviembre de 2023

La navegación a Londres en Skipper (1 de 3).

 Hola navegantes.

Este es el artículo publicado en la revista Skipper de noviembre de 2023, sobre nuestra navegación a Londres en el Corto Maltés. Como es muy largo lo voy a subir en tres partes. Haced clic encima de cada imagen para leerlo mejor.




lunes, 13 de noviembre de 2023

Espuma de mar en Galicia.

 Hola navegantes.

Hace unos días os hablé del fenómeno de la espuma de mar, que para mí fue una novedad conocer en el temporal de Boulogne sur Mer (clic aquí). Pues en otro foro han publicado el mismo fenómeno en Galicia, durante la borrasca "Domingos" de la semana pasada. 




 Impresionante que estas cosas ocurran ya en España.

Con cuidado, navegantes.

domingo, 12 de noviembre de 2023

Misma grave irresponsabilidad, distintas consecuencias.

 Hola navegantes.

El temporal que nos ha azotado estos días nos ha permitido ver, porque ya se graba todo, una gravísima irresponsabilidad de dos navegantes con distintas consecuencias. En  ambos casos eran dos veleros que navegaba paralelos a la costa entre la línea de olas rompientes. El primero fue en Santander, en las rompientes que se forman entre la Isla de  Mouro, a la entrada de la bahía, y la península de La Magdalena, un lugar que todos los navegantes locales sabemos que está absolutamente prohibido, por su peligrosidad, cuando hay oleaje del Oeste. 

 Clic aquí.

 Fue atrapado por una ola rompiente, arrastrado más de 20 segundos de costado o marcha atrás, y fue un milagro que nadie saliera disparado, que no diera la vuelta completa y desarbolara, que la ola le dejara flotando derecho y no quilla al aire, que no acabara en los escollos, que no rompiera el timón ... En fin, que el imprudente ha vuelto a nacer, como veréis en vídeo siguiente. Espero que no esté ahora por lo bares presumiendo de su hazaña, porque es una irresponsabilidad suicida, u homicida si llevara tripulantes a bordo. 

El segundo fue en la costa de Portugal, un velero que se sospecha que navegaban tan cerca de la costa para evitar los ataques de las orcas. En efecto, ahora se está recomendando navegar sobre el veril (la linea de profundidad) de los 20 metros, donde las orcas ya no se acercan, pero claro, le corresponde al capitán decidir si esa profundidad es segura con las condiciones meteorológicas, lo que evidentemente no era el caso. Era mucho mayor el riesgo de volcar que de ser atacado por las orcas, y evaluó mal la ecuación.

Clic aquí

 Como veis, el velero volcó, y en este caso fallecieron los cuatro tripulantes. Por ahora no sabemos por qué navegaba tan cerca, si realmente lo hacía por las orcas o por otro motivo, ya que ha fallecido, y espero que la investigación judicial pueda aclararlo basándose en testimonios de los que hablaron con él antes de salir del puerto.

 Espero que el de Santander vea el segundo vídeo y sepa lo que se jugó y el riesgo a que sometió a sus tripulantes, si los llevaba. Yo desde luego no me embarcaría jamás con él.

A veces los navegantes toman decisiones de salir a navegar basándose sólo en la fuerza del viento, y no en la altura de las olas. Para calcular la altura de las olas desde el barco id a esta entrada:

 Clic aquí.

Las olas más peligrosas son las rompientes, que son las que tienen espuma en la cresta. Tienen la pendiente más exagerada, y cuando ya tienen al barco más escorado viene el impacto de la cresta que desarrolla una fuerza lateral impresionante. Además el giro de las partículas de agua dentro de la ola actúa sobre el casco en lugar de sobre la orza, empeorando la situación. En la parte superior de la imagen, la ola redonda, veis que las partículas de agua actúan sobre la orza y tienden a enderezar el barco, mientras que en la parte inferior, la ola rompiente, actúan sobre el casco y lo que tienden es a volcarlo:

 
Se ha calculado que un barco puede ser volcado por una ola rompiente cuya altura sea un tercio de la eslora, si le coge de través. Como el Corto Maltés mide 6 metros una rompiente de dos metros podría volcarlo, y esas las hay cerca de la orilla de la playa muchos días, donde están disfrutándolas los surfistas, porque para ellos no son peligrosas. Por el contrario olas no rompientes del 60% de la eslora no lo volcarían.  En la vida real la misma ola puede ser redonda, un rato después rompiente (por ejemplo, si pasa por una zona de menor profundidad o si recibe una racha de viento más fuerte) y luego otra vez redonda. Y además el pronóstico meteorológico da la altura "promedio" de las olas que se esperan, pero se sabe que en cualquier tren de olas puede haber algunas aisladas con un 50 % más de altura que el promedio. Y todo esto debe saberlo y tenerlo en cuenta el capitán, para no arriesgarse. 

Con cuidado, navegantes.

sábado, 11 de noviembre de 2023

Dibucarta del cruce del Canal de la Mancha.

 Hola navegantes.

Esta es la dibucarta de cuando cruzamos el Canal de la Mancha y tocamos Inglaterra en el puerto de Dover. Empezar a leer en la pata derecha (clic encima para leerla mejor):

Era una de las etapas que más temíamos, principalmente por el tráfico de mercantes: cada día lo cruzan más de 500 y en el Corto Maltés no tenemos radar ni AIS. 

 Nos levantamos a las 5.30 h., para salir de Boulogne-sur-Mer con las primeras luces. Otros veleros de los que habían estado retenidos por el temporal como nosotros habían tomado la misma decisión, y a pesar de la hora indecente salimos cuatro a la vez. Al poco de salir nos recibió el saludo de otra foca, y ya su presencia se hizo muy habitual en esas aguas. Y También nos recibió un viento magnífico del Oeste de fuerza 3-4, al que toreamos con la mayor en el primer rizo y el génova entero, y unas olas de 1,5 a 2 metros, residuales del temporal. A pesar de tener la corriente de marea en contra íbamos a 6 nudos con facilidad.

 Sólo nos cruzamos con unos diez o quince portacontenedores, buques graneleros y mercantes de otro tipo, que iban en fila y cortamos su derrota sin ninguna dificultad porque los veíamos venir desde lejos. Cuando estábamos en pleno Canal de la Mancha, y para que os hagáis idea, un poco al Suroeste de nuestra posición los fondos eran de cuatro metros. Entonces empezaron a caernos chubascos, como si Inglaterra quisiera hacer honor a su reputación. 

Hubo una escampada de unas dos horas donde salió el sol, el viento fue perdiendo músculo, y navegamos a velas llenas con la mayor entera y el génova completamente desplegado, de maravilla. Pero de nuevo, faltando sólo media hora para llegar a Dover, volvió a soplar un viento del Oeste de llevarse todo lo que no estuviera clavado al suelo, a levantarse el oleaje, y tuvimos que volver a rizar la mayor y el génova y a navegar con el barco muy escorado, pero siempre entre 6 y 7 nudos.

 Nuestra llegada a Dover fue lo más estresante. La entrada tenía una corriente lateral hacia la derecha de unos 4 nudos, de modo que había que apuntar muy a la izquierda para entrar. Y el semáforo portuario estaba cerrado (tres luces rojas en vertical). Llamamos por VHF tres millas antes, pero el que contestó emitía borborigmos por la radio y no se esforzaba nada porque entendiéramos su idioma gutural. Era nuestro primer contacto con los ingleses, Luis y yo estábamos pendientes a la vez de lo que decía, y nos quedamos desolados de lo mal que nos comprendíamos.

Finalmente entendimos que le llamáramos cuando estuviéramos a doscientos metros. Eso hicimos, y nos dijo que nos acercáramos aún más, lo que ya era imprudente con el semáforo rojo y yendo a vela a 6 o 7 nudos. Y en el último momento, faltando menos de cien metros para la escollera, cambió el semáforo a verde-blanco-verde, que significa que puedes pasar siguiendo sus instrucciones. Al parecer usan el puerto como si fuera una esclusa, lo abren bajo demanda cuando les llamas, y como nos están viendo desde su torre de control debe de gustarles esperar hasta el último momento para darle emoción a la apuesta de ver volar nuestras virutas. O al menos eso deduje yo, porque aquél día no había absolutamente ningún tráfico de entrada ni de salida, y podrían haber abierto el semáforo mucho antes.

 Con cuidado, navegantes.

jueves, 9 de noviembre de 2023

¿Para todos los públicos?.

 Hola navegantes.

El mercado "náutico" está derivando peligrosamente a la desmesura. Lo malo es que haya quien pueda y quiera comprarse estos "barcos" fuera de la lógica. En la revista Voiles et Voiliers hacen el análisis de un velero al que califican "para todos los públicos" con un coste de 307.000 €:

 

 

Claro, que ese es modesto comparado con otro que anuncian, el catamarán Fountaine Pajot 80, que cuesta 5.600.000 €, y tiene hasta terrazas laterales abatibles, garaje para una moto de agua, y hasta un jacuzzi en la proa.




Cualquier parecido con el deporte de la vela es pura coincidencia, bueno, es que no hay ningún parecido, sabiendo que con veleros de segunda mano entre 5 y 10.000 € se puede recorrer Europa y, los más atrevidos, hasta dar la vuelta al mundo. Además estoy casi seguro de que no les dicen toda la verdad al comprarlos. Me gustaría ver la cara del propietario, y de sus invitados, al escuchar que tienen que aguantar un temporal en alta mar porque con esos tamaños ni pueden entrar ni caben en la mayoría de los puertos de Las Landas, Bretaña o Normandía.

Con cuidado, navegantes.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

Dibucarta de un temporal con espuma de mar.

 Hola navegantes.

Esta es la dibucarta del primer temporal que nos sorprendió en el Canal de la Mancha (clic encima para verla mejor):

 


Lo primero, al incorporarse Luis, fue cruzar el Raz Blanchard. A pesar de la descripción apocalíptica en las guías náuticas, en nuestra anterior vuelta a Francia elegimos bien el momento de pasarlo y fue como una navegación de paseando a Miss Daisy. Por eso salimos confiados: el pronóstico daba viento flojo del Suroeste mientras estuviéramos pasando el Raz, que nos empujaría en la misma dirección que la marea: hacia el Norte. Por desgracia se equivocó en 180º, y de donde sopló fue del Nordeste. Eso produjo el conocido efecto de viento contra corriente, lo que provocó olas grandes y rompientes, en este caso de unos dos metros.

Estuvimos en la coctelera como media hora, navegando con la mayor y el motor pues el viento nos venía de cara. Pasamos el Raz con la velocidad de un meteoro, llegamos a ver más de 14 nudos. El susto peor, que antes de salir del Raz el motor se paró. Con los pantocazos se había soltado el tubo de la gasolina y se quedó sin alimentación. Fácil de resolver, pero impresionante pensar que hubiera sucedido quince minutos antes en toda la vorágine, porque sin propulsión el barco se habría atravesado a las olas y eran de una altura que nos habrían volcado seguro. 

Recorrimos todo el Canal de la Mancha hacia el Este, hasta Boulogne sur Mer, desde donde saltaríamos a Inglaterra. Allí nos agarró el primer temporal, que por suerte pasamos en un puerto relativamente bien protegido, y aún así conocimos el fenómeno de la "espuma de mar".

El agua que salía de la esclusa con toda su potencia, más la agitación que añadían las rachas del temporal, que se dejaban sentir allí dentro, formaban una capa de espuma de hasta medio metro que envolvía al barco y hasta se subía al pantalán. Era como si alguien hubiera vaciado un tambor gigante de jabón de lavadora en el mar. El fenómeno suele ocurrir en los grandes ciclones, que a veces inundan de espuma las ciudades costeras como si hubiera nevado. 

 


A nosotros no nos había pasado nunca y jamás pensé que vería tal cosa en Francia. Daba una imagen curiosa del barquito, y es uno de esos recuerdos que se te meten en vena y se guardan para siempre. 

Al primero que transcriba la dibucarta le regalaré el original de recuerdo.

Con cuidado, navegantes.