Hola navegantes.
Esta es la dibucarta de cuando volvimos a atravesar los canales y ríos de Bretaña, esta vez hacia el Sur para volver al Golfo de Vizcaya. Se empieza a leer en la borla del sombrero (clic encima para leerla mejor).
Las etapas de vuelta por los canales fueron más tranquilas y relajadas que a la ida. No tuvimos ningún problema con las algas, la meteorología fue veraniega con pequeñas excepciones, y algunos escluseros se acordaban de nosotros, de nuestro paso en la otra dirección hacía un mes y medio cuando subíamos hacia Londres. Por allí pasaban muy pocos barcos (cuatro o seis al día) y además españoles y con destino a Londres supongo que cero. Nos preguntaban por nuestro viaje y solían quedarse con una sonrisa bobalicona, mirándonos con admiración. Uno en concreto me dijo que su padre tenía un velero como el nuestro, y me pidió detalles para él porque no se creía que un viaje así fuera posible. Siempre terminaba diciéndoles que es mucho mejor Francia que Inglaterra. Yo me lo creo, y más aún para navegar, pero si alguien piensa que no es una verdad, se le parece mucho.
Además conocimos dos nuevos ríos para llegar a La Gacilly, uno de los pueblos más bonitos y curiosos de Francia. Se sale de Redon por un canal enano que acaba desembocando en el Río Oust, ancho y caudaloso. Se navega por él varias millas, y en algunas zonas te alimentan los ojos unas lagunas que no son otra cosa que ensanches inundables del cauce con la superficie del agua lisa como si se hubiera coagulado, llenas de nenúfares y de zancudas. Luego se toma un afluente, el Río Aff, que muere en La Gacilly. Es casi un riachuelo, en algunas zonas tiene sólo un metro de calado, y ni siquiera viene en la Guía Imray de las vías navegables de Francia. Pero estéticamente es como los ríos de la selva amazónica, navegando bajo un túnel de vegetación y escuchando el canto de los pajaritos.
Acabamos llegando a La Gacilly, donde el río deja de ser navegable,
y nos quedamos en su minúsculo puerto. El pueblo es dulce, simple y
pequeño como un azucarillo. Tiene todo el borde del río adornado con
macizos de flores, y las calles del pueblo igual, y el aire impregnado
de distintas fragancias, irresistibles para la pituitaria. Allí nació en
1930 Yves Rocher, el empresario de perfumería que empezó fabricando una
pomada hemostática en el granero de su casa, según una receta que le
confió una curandera, y a su muerte había fundado una empresa que
empleaba a más de 15.000 personas. Y se comprende que se dedicase a ese
negocio después de pasar la infancia en ese vergel. Por supuesto tiene
un museo, un jardín donde cultivan sus flores aromáticas, y una tienda
con sus productos.
Dormimos esa noche en La Gacilly, y los días
siguientes volvimos a arbolar en Foleux (como a la ida) donde detectamos los problemas que digo en la dibucarta, y regresamos al
mar en Arzal.
Al primero que transcriba la dibucarta le regalo el original.
Con cuidado, navegantes.
Ante todo, buenos días amigo, ahí va mi transcripción:
ResponderEliminar"Hola navegantes
Las etapas de bajada hacia el sur por los canales fueron plácidas y tranquilas y nos permitimos conocer la Gacilly al final del río Aff, uno de los sitios más bonitos del viaje. Pero al arbolar se puso de manifiesto una fragilidad de la cruceta y la anulación de la driza del spi, que llenaron otra vez de malos augurios la vuelta a Santander.
Había que creer en Papá Noel.."
Un abrazo
Rodolfo
Está Perfecta, Rodolfo. Mándame tu dirección postal para hacértela llegar. Un abrazo.
ResponderEliminarAlvaro.