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lunes, 11 de septiembre de 2023

Un pez obstruyó el retrete.

 Hola navegantes.

En el barco nos pasan las cosas más extraordinarias, y dentro de las malas se lleva la palma la obstrucción del retrete.

La mayoría de los barcos tienen retrete náutico, que se llena y se vacía desde el mar con unas bombas manuales que se activan con un émbolo, parecido a cuando hinchas las ruedas de la bici. Para que quede bien limpio, tanto la baza como las tuberías, hay que seguir bombeando como 20 ó 30 golpes después de que la porquería ha desaparecido de la baza. En caso contrario se queda en el tubo de desagüe y termina dando malos olores.

Pues en estos retretes no se puede tirar nada que no haya pasado por tu cuerpo, o sea, nada que no sean las propias deposiciones. Cualquier otro objeto, como el papel higiénico o las compresas, puede obstruir las válvulas y atascar el retrete, lo que obliga al capitán a la desagradable tarea de desarmar el circuito para limpiarlo.

En algunos barcos de alquiler el contrato incluye una cláusula específica, en la que te obligas a devolver el barco con el retrete saneado, y si está obstruido, te obligas a pagar aparte su desobstrucción.

Se dice en broma que en el barco hay dos formas de morir: ahogado, o por atascar el retrete. ¿Por qué lo del retrete?. Porque cuando el capitán se entera te mata. En el caso que voy a comentar el capitán no tuvo que ejecutar la broma porque el culpable ya estaba muerto. Al desarmar el circuito se encontró ¡un pez atascado en una válvula!:


Cómo llegó allí es algo tan misterioso como el gravitón. O bien se había metido él solo buscando la comida, o había sido absorbido por la bomba de succión que llena la baza. Y digo "buscando la comida" porque aunque os parezca mentira, los peces se tiran a comer nuestras heces como si fueran golosinas, y se pelean por ellas. Igual es otra de las razones por las que no me gusta el pescado.

Recientemente han hecho obligatorio disponer de un  tanque de aguas negras a bordo para acumular allí lo del retrete, y vaciarlo en alta mar o con unas chuponas que hay en algunos puertos (muy pocos). En los veleros pequeños ese tanque de aguas negras ocupa tanto que es casi imposible llevarlo, y la mayoría hemos optado por el retrete químico. Su parte inferior hace de depósito de negras, y podemos vaciarlo en el mar a tres millas de la costa si previamente hemos licuado las heces con un producto específico.

El depósito inferior está bien sellado, nunca huele, y es muy fácil vaciarlo llevándolo a remolque del barco unos minutos, con lo que no sólo se vacía sino que se limpia con el chorro de agua que le entra, y todo ocurre muy lejos por la popa, fuera de la vista. Y en el peor de los casos, que se rompa, se estropee, o esté ya muy sucio, puedes sustituirlo fácilmente, porque uno nuevo cuesta entra 60 y 100 euros y se cambia soltando un clip.

Con del retrete químico se acabaron los riesgos de obstrucción, nunca huele mal, y te evitas sorpresas como la del pez atascado. En el Corto Maltés, además, te permite quitarlo para hacer más grande el plato de la ducha, lo que  no se podría con un retrete náutico.

A cambio, el retrete químico no sirve para deducir la velocidad del barco porque no está conectado con el exterior. Aunque os parezca mentira, el navegante Nigel Tetley, que participó en la primera regata de la vuelta al mundo en solitario y sin escalas "Golden Globe" (la que lanzó a la fama a Moitessier) así lo hacía. Después de perder sus dos correderas observó que la velocidad del barco provocaba una depresión en el desagüe, chop, chop, que bajaba el nivel del agua en la baza: a 4 nudos se vaciaba a la mitad, y a 8  nudos se quedaba en seco. Con el tiempo fue capaz de saber la velocidad del barco con una aproximación de un  nudo sólo mirando el nivel de agua en la baza. Los hay espabilados. Como otro que os conté que se dio cuenta de que en un barco volcado podía usar el WC para respirar (clic aquí).

Con cuidado, navegantes.

1 comentario:

  1. La verdad es que el WC está entre los "útiles" de a bordo alrededor del cual hay más controversias. Yo como armador de un minúsculo crucerito, opté desde el primer momento por uno químico, que para las pequeñas esloras es ideal por las ventajas que tiene:
    1.- Mínimo espacio, más aún hoy día con los tanques de aguas negras, válvulas, tuberías, toma y demás parafernalia agregada al mismo...
    2.- Muchísimo menos peso...
    3.- Ausencia total de los malos olores que siempre tienen los WC marinos...
    4.- Mantenimiento casi nulo, que se limita a vaciar el depósito inferior, cuyo contenido, usando la química adecuada, se limita a ser un fluido de un color algo extraño, pero que si no sabemos su origen, no podemos ni imaginarlo...
    5.- Al momento de su sustitución, es como sustituir un pequeño mueble...
    Es tan fácil el poder convivir con él, que puedes ver a la distancia que lo tengo de la litera de proa, aunque siendo justos, en el caso del Blue Hope, todo está muy cerca....

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