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martes, 16 de agosto de 2016

Dibufirma de la isla de Porquerolles.

Hola navegantes.

Aunque encontrarse en mitad de un campo de tiro militar en el mar debe ser más difícil que hacer un as de guía con una serpiente, eso nos pasó yendo a Porquerolles. La etapa estuvo marcada por la llamada del  capitán de un barco de guerra francés por VHF al Corto Maltés (¡qué importantes!) para darme las coordenadas de la explosión que estaban preparando y decirme que me alejara de la zona, por el seguimiento por la radio de todos los preparativos de la explosión, y por la aparición de un submarino a nuestra popa. También por las gestiones telefónicas para encontrar una nevera nueva.

Porquerolles nos encantó, con sus rutas "ciclables" que más parecían de trial, sus normas para ahorrar agua y su soledad después de marcharse todos los visitantes en el último ferry .


Ver entrada del 18 de mayo.

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