Hola navegantes.
La navegación a Cannes (36 millas) fue muy tranquila y llevando siempre a estribor la cortina de cúmulos espesos que sobrevuela estacionariamente Córcega. Pudimos hasta cocinar unos macarrones y bañarnos a remolque del barco. Se presentía la cercanía de Italia porque empezamos a recibir emisoras italianas por la emisora de VHF.
No sabíamos que era la semana del festival de cine de Cannes y nos divertimos mucho entre todo el famoseo. Las medidas de seguridad eran impresionantes, hasta con militares en las calles. Cuando le pedí al de Capitanía que me guardase los frigolines en el congelador lo dudó un rato, los miró con los ojos como el dos de oros, intentó abrir uno de ellos para ver su contenido (es imposible, porque están sellados) y finalmente renunció y me acabó diciendo si no llevarían explosivos... Aunque finalmente se los quedó. Pero las tarjetas para acceder a los pantalanes y los aseos e instalaciones comunes, muy chulitas con su código bidi sin contacto, no funcionaban, y terminé haciéndome amigo del vigilante de seguridad que las abría a distancia por un interfono, de tanto llamarle.
Ver entrada del 21 de mayo.
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