El día 21 salimos de Ferragudo un poco preocupados por el pronóstico de vientos fuertes, que no se confirmaron. Fué una navegación tranquilita, salvo por los Robocop. Ibamos tan tranquilos y se nos acerca una patrullera de la marina de guerra portuguesa a toda máquina, echa una zodiac al agua y en menos de lo que se tarda en contarlo teníamos a bordo a dos Robocop, eso sí desarmados, pero que subieron sin pedir permiso ni dar explicaciones. Fué una inspección rutinaria pero con lupa, nos hicieron sacar hasta las bengalas y comprobar su fecha de caducidad. Nos hicieron perder una hora, comprobando por radio cada papel. Por lo que más preguntaban era por las líneas que llevábamos a rastras (la línea de vida y la cacea). Al final nos encontraron dos graves irregularidades:
1) No habíamos pagado una tasa de balizamiento portuguesa de 1 ó 1,5 €. Ellos mismos no tenían claro si los extranjeros tenemos que pagarla, y no nos había hablado de ella ninguna de las patrulleras u oficinas de las marinas donde en varias ocasiones nos han revisado los papeles para darnos entrada en la marina.
2) El permiso de pesca español al parecer no es válido en Portugal. Ya es mala suerte porque hasta ahora no hemos pescado nada. También es verdad que no nos lo estamos tomando muy en serio.
Estas dos graves infracciones nos dijeron que ellos no sancionaban, sino que pasaban el informe y que en nuestra próxima escala que ahora os comentaremos, en Tavira, nos buscaría una patrullera para notificárnoslas. No hemos vuelto a saber nada.
Pasamos la noche en la Ilha Formosa, junto a Tavira. Es un estuario muy curioso, porque tiene una línea de arena y dunas detrás de la cual hay una laguna con varios afluentes, pero sin sitio de desembarco salvo para las lanchas que llevan a los turistas a la isla:
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