El 20 estuvimos de descanso en Potimao, y aprovechamos para algunas reparaciones. En estos viajes largos el material se desgasta mucho. Por ejemplo hemos hecho más horas de empopada que en varios años en Santander. Donde la mayor roza con la cruceta la tela se ha desgastado y ha habido que poner un refuerzo, además de sustituir el sable que se perdió.
La palanca de dar avante en el motor a veces (y siempre en las maniobras de puerto más difíciles, que es cuando más se fuerza el motor) se tropezaba en la caja de su pozo y no entraba la marcha. La solución ha sido quirúrgica:
Cuando la botella de camping gas está poco llena y se pone la olla con mucha carga, pesa más la olla que la botella con lo que se desequilibra el cardan. Hemos ayudado a la gravedad con una goma:
Las poleas de las escotas del génova se habían desgastado y corrían mal. Hasta que las cambiemos por las originales, las hemos suplementado con unas de escalada, y para que no cambie el ángulo de tiro hemos adelantado los carros del escotero:
Aún nos queda modificar el mosquetón de la driza del foque, que cuando hay mucho viento, al enrollar y desenrrollar se traba con la driza del espí.
Por la tarde fuimos a fondear frente a Ferragudo, un pueblecito que está en la misma ría que Portimao, y allí pasamos la noche. Usamos la tabla de surf para desembarcar e ir a ver el pueblo.
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