Hola navegantes.
Después de tanto sufrir durante dos semanas por el calor, las algas, las chicharras y las esclusas, acabamos llegando al Mediterráneo. Allí empezaban las que suponíamos que iban a ser las mejores etapas de esa navegación, yendo de isla en isla plácidamente. Escribiendo las anécdotas de cada día, justo cuando llegábamos al étang de Leucate me apareció en el cuaderno de bitácora este separador:
Es una foto del Corto Maltés en la bahía
de Santander, durante una de las salidas con los grumetillos de oncología. Íbamos sobre un agua de color azul topacio volviendo a Puerto Chico, con un mercante y el barco de los prácticos en el fondo, y no pude resistirme a escribir una
viñeta, apuntando al velero, que decía:
-¡Por fin otra vez en el mar!.
Llevábamos dos semanas soñando con ese momento, y por fin llegó.
Con cuidado, navegantes.

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