Hola navegantes.
Según lo previsto, hoy salimos de Lastres y como no había ni gota de viento optamos por la versión corta y nos quedamos en Ribadesella.
Está situada en el interior, en la orilla de una ría con unas corrientes impresionantes. La guía Imray recomienda abordarla sólo entre dos horas antes de la pleamar y la pleamar, tanto por el escaso calado (entre uno y dos metros) como por las olas que se forman al encontrarse el agua vaciante del río con la marea creciente. Nosotros llegamos en plena bajamar y de coeficiente alto, de 87, pero con nuestro escaso calado nos decidimos.
La entrada está marcada por la ermita de Nuestra Señora de la Guía, en lo alto de una colina y que se ve mejor que el faro. La marea estaba tan baja que algunas boyas de la canal estaban varadas en la arena. Pero no había olas y todo se desarrolló sin incidentes.
Nos amarramos al muro en pleno centro de la ciudad. En la tercera foto podéis ver la utilidad del tablón de madera con el que siempre cargamos. Y en las siguientes lo que pasa en un sitio de marea con las amarras. Hay que calcularlas largas para que el barco no se quede colgado en la bajamar, pero al subir la marea sobra cabo y el barco se aleja como si se hubiera soltado.
En los ríos y rías también es muy importante amarrar fuertemente el timón a la vía, como veis en la última foto. Si no, cuando la marea o el río vienen de popa puede golpear o irse a un extremo, y con la fuerza del agua trabajando al revés (como si el barco fuera marcha atrás) puede romperse.
Hemos dedicado el día a conocer esta fotogénica ciudad bajo un sol como el as de oros. Las vistas de la ría desde la colina que domina su entrada son espectaculares, preciosas, y más con nuestro fiel compañero como centro del enfoque. Subimos a la ermita de Nuestra Señora de la Guía, con un ambiente muy marinero y maquetas de barcos en las paredes. Para los que sean religiosos reproduzco el "Padrenuestro marinero". Vimos una chocolatería que hace cualquier objeto con chocolate, como zapatos de tacón, el cohete de Tintín, teléfonos móviles, etc.
Y para terminar la tarde Alicia, que es directora de un grupo de teatro amateur, me convenció de asistir a una representación de teatro en la calle del grupo "higiénicopapel.com" titulada "Una hora en la cocina" que nos encantó.
Y al volver a bordo asistimos a un atardecer de película, para irnos a la cama encantados de la vida. Hasta mañana navegantes.
Muy bonito el Padre Nuestro Marinero, no lo conocia, me ha gustado.
ResponderEliminarSalu2.
No sé qué decirte, Daniel. No soy un capillitas y a lo mejor se me escapa algo, pero me parece que pide sólo por los de tierra como si lo marineros fueran gente superior, que no tienen iras, dudas ni malos pensamientos, y que no necesitan ayuda. Pero igual es mi manía de analizarlo todo. Un saludo.
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