Hola navegantes.
Supongo que sabéis que el Canal está rodeado en sus dos orillas por una hilera de árboles enormes (bi o tricentenarios) que actualmente son unos 60.000, sobre todo plátanos. Son los que le dan una imagen tan bucólica a los canales, y también los responsables de que al levantarte por la mañana el barco esté lleno de bichos, y a veces hasta con alguna culebra.

Se plantaron para disminuir la evaporación de agua en ese clima caluroso en verano (sin su sombra se perdería una lámina de agua de cinco centímetros cada día) y para que las raíces sujetasen el terreno de las orillas. A cambio sus hojas (que se caen todos los otoños) son toneladas de materia orgánica que se acumulan en el fondo y acaban convirtiéndose en humus y disminuyendo el calado del canal, lo que obliga a su dragado periódico. Las raíces sobresalen del agua y en la vuelta a España las usábamos para amarrar el barco cuando nos quedábamos fuera de un embarcadero. La parte negativa era que producían baches en las pistas de bici que corren paralelas al Canal.
Ya entonces algunos de los plátanos estaban marcados con dos rayas verdes circulares.
Desde hace unos años tienen una enfermedad, el chancro colorado, que los está diezmando. Es un hongo que trajeron los norteamericanos en la 2ª Guerra Mundial en las cajas de munición, que estaban hechas con madera de plátano. Los árboles se secan y hay que cortarlos para que no contagien a los de alrededor, y los que van a ser serrados los marcan con las rayas verdes. De vez en cuando aparecía en la orilla un tramo de cientos de metros completamente despoblado, donde habían tenido que talar toda la fila por estar ya enferma.

Hay que tener en cuenta que el Canal está declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1996 y que esta declaración incluye a sus árboles, por lo que uno de los principales trabajos de mantenimiento es precisamente su entorno vegetal. Una de las funciones de los escluseros menos “visible” es el mantenimiento del entorno vegetal, concretamente podando y saneando los árboles en invierno. Por eso en todas las esclusas hay una reserva de madera perfectamente cortada y apilada para leña, que desde luego excede con mucho la que se podría usar en la chimenea en muchos años.
Aunque el Canal de Midi lo embocaremos a mediados de junio, ya estoy preparando los detalles, porque estas cosas no se improvisan. En su página web hay un apartado titulado "Avis à la batellerie", que es como nuestros avisos a los navegantes, donde informan de todos los acaecimientos que ocurren en los canales. Entre otras cosas de los tramos cerrados a la navegación, algo imprescindible de conocer para no encontrarte en un canal cerrado y tener que volver por donde viniste, lo que significa perder el verano.
Pues este año resulta que se están talando zonas extensas del canal y durante los trabajos está prohibido amarrarse en zonas extensas, de hasta 61 km (unas 34 millas, porque os recuerdo que los canales no se usan las millas y los nudos sino los km y los km/hora). En los canales es imposible hacer 34 millas en un día por la lentitud en el paso de las esclusas, lo que en la práctica significa que no puedes circular por ese tramo porque no tienes donde parar a dormir, y tampoco puedes navegar de noche. Los trabajos se interrumpirán entre el 1 de junio y el 18 de agosto, y tendremos que estar muy atentos a ello para no encontrarnos bloqueados todo el invierno en Francia, porque una vez que empiecen a talar en agosto no pararán hasta el 31 de diciembre.
Otra novedad es el sistema de paso de las esclusas. Cuando dimos la vuelta a España había 3 o 4 maneras de activarlas, desde bajando del barco para manipular un dispositivo en tierra junto a la esclusa, avisando al esclusero por la radio, con un mando a distancia como los de los garajes, y el más divertido, el del palo colgado sobre el cauce. Unos cientos de metros antes de llegar a la compuerta te encontrabas en medio del canal un palo grueso colgado en vertical, al que tenías que agarrar en marcha y dar un giro de 180 grados, no me acuerdo si hacia la derecha o hacia la izquierda. Al girarlo se activaba el mecanismo:

Digo que era muy divertido porque si el tripulante no estaba avispado y te pasabas de largo había que dar media vuelta (lo que en los canales tan estrechos no es fácil) para repetir la pasada e intentarlo por segunda vez. Pues ya han modernizado los sistemas y al parecer ahora todos funcionan con un telecomando que además te desmenuza las instrucciones en una pantallita. Veremos si es mejor o peor que los anteriores.
Además, y es el signo de los tiempos, hay una App gratuita que te facilita en el móvil todas las informaciones, avisos, y hasta te permite calcular los tiempos que te quedan para llegar a tu destino. Eso sí, siempre muy optimistas y al parecer sin pensar que además de navegar, y sin ser un glotón, tienes que comer, parar a comprar la comida, a cargar el agua y la gasolina, y por qué no, hacer un poco de turismo. Por ejemplo para todo el canal de Midi da una duración de 8 días, que desde luego hay que ser Sppedy González para conseguirlo.
Finalmente, han habilitado un sistema para pagar la "vignette" on line. Es la tasa por utilizar los canales, que se materializa en un adhesivo que debes llevar en una de las ventanas de estribor, que antiguamente había que pagar en las oficinas de Voies Navigables de France. En alguno de los sitios que nosotros tuvimos que desembarcar para pagarla amarrar era casi un suicidio. Por ejemplo este es el muelle de la capitanía de Arlés, donde se pagaba la "vignette" para el tramo del Rhône a Narbona:


Imaginaos amarrando allí un velero de 6 metros y con el agua sometida a la corriente del río. La capitanía era un edificio de una planta y parecía cerrado. Por mucho que llamábamos al timbre nadie abría, aunque estábamos en el horario laboral indicado en la puerta. Al asomarnos por una ventana a la altura de la calle nos asustamos mutuamente porque estaba asomándose la empleada al sentir ruido fuera. Era nueva, llevaba una semana trabajando, y se notaba. Yo creo que cuando repartieron el miedo le tocó mucho, y estar sola en aquel caserón... por eso se cerraba por dentro. Tuvo que llamar a sus jefes para todo lo que le preguntábamos y nos retuvo más de media hora para no resolver nada.Desde luego este año sacaremos la "vignette" por internet.
Con cuidado, navegantes.