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martes, 17 de junio de 2025

La estrategia para dejar Burdeos.

Hola navegantes. 

No hay nada fácil en la navegación, y menos en la corriente poderosa de un río. En el Garona hay que llegar y marcharse del pantalán con la corriente por la proa, de manera que la maniobrabilidad sea la máxima. Pero luego, para la estancia en el pantalán, tienes que estar con la proa había la desembocadura. Es así porque cuando la marea sube se produce el encuentro de dos masas de agua, la salada que viene del mar contra la dulce que baja por el río, y este encuentro produce unos remolinos y unas olas tremendos, que sacuden al barco y es lo que nos hace colocar los muelles en las amarras. Es como estar en una esclusa que se llena, y por supuesto como el barco sufre menos es dando la proa a la corriente mas fuerte, la de la marea.

Por el contrario  al bajar la marea las dos fuerzas se suman en la misma dirección, hacia el mar, y todo transcurre suavemente, sin olas ni remolinos, como una esclusa que se vacía. Entonces el barco recibe la corriente por la popa y no se menea, y no pasa nada siempre que el timón esté bien amarrado a la vía, claro.

Por lo tanto, para la llegada tienes que hacer la maniobra de proa a la corriente más fuerte, y si te has quedado con la popa hacia la desembocadura luego tienes que dar la vuelta al barco. Y eso hay que hacerlo en la estoa de las pleamar o de la bajamar, que es el tiempo en que la marea ni sube ni baja y que suele durar una media hora en Santander (en el Garona es menos).

Para la salida de Burdeos hay que pasar bajo el puente de piedra. Tiene 17 ojos, que corresponden a las letras de Napoleón Bonaparte, aunque sólo 16 de ellos están sobre el agua  porque el de más a la derecha subiendo el río está sobre la tierra. Actualmente hay que pasar por algunos de los 3 centrales.

Pues resulta que en dos de ellos han puesto unas guías, protegidas con gomas como las de los puertos para los mercantes, con objeto de que si los remolinos te sacan del centro del paso te choques con algo más protegido y no rompas el puente.




Están pensados para los barcos fluviales de pasajeros, que atraviesan el puente en la máxima bajamar. Pero claro, esas guías hacen el paso más estrecho, y  lo que es peor, al subir la marea quedan bajo ese agua marrón y dejan de verse, convirtiéndose en un obstáculo contra el que puedes chocar.

Yo había decidido pasar por el ojo que no tiene guías, y luego los locales me han confirmado que es lo que hacen ellos. De los tres accesibles es el de más a la izquierda.

Respecto a la hora, entre Burdeos y Castets-en-Dorthe hay 29 millas, y allí la pleamar es a las 14 h. y es cuando abren la esclusa. Como tendríamos la marea a favor esperábamos hacerlo a más de 5 nudos,  y por lo tanto emplear unas 5 horas. Así que salimos a las 8.30 cuando la  marea llevaba una hora subiendo. Y está vez todo salió redondo. En la foto, pasando bajo el puente de piedra (bueno, un poco después de pasarlo, que debajo del puente no hay que estar a tonterías): 


Luego nos impulsó la marea a más de 7 nudos y llegamos puntuales a la cita con los escluseros. Y ya estamos en los canales.

Os enseño el sistema para llevar el timón sentado en la entrada de la camareta. La caña está derivada al carro de escota de la mayor a través de las poleas del espí, y hace suficiente resistencia para sustentarse fija donde la dejas. Puedes ir sentado en la entrada de la camareta a la sombra del paraguas, y de vez en cuando mirar al frente y corregir.


También os enseño los estragos que puede hacer el río cuando se viene arriba: hundir no sólo los barcos deportivos que encuentra en su paso,  sino también los mercantes:


Hemos acabado el día en Castets-en-Dorthe, un pueblecito con poco que reseñar porque tanto el castillo de Hamel como la Iglesia estaban cerrados. 



Y la última foto es para los que crean que ya lo han visto todo: una bolera con árboles en medio: 


Con cuidado, navegantes.

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lunes, 16 de junio de 2025

La información del Canal de Midi, y la operación Frankton.

Hola navegantes. Hoy hemos pasado el día en Burdeos haciendo los últimos preparativos para los canales. Principalmente llenando los depósitos de gasolina, haciendo la compra y consultando el estado de la red navegable. Esto se hace en la aplicación Navi, de Voies Navigables de France:


Lo primero te pide elegir la región por la que vas a navegar: 


Y enseguida sale un directorio con los avisos a los navegantes. En nuestra región no hay,  por suerte, ningún tramo cerrado y los demás avisos son de limitaciones de velocidad u otras precauciones adicionales.


También hay un apartado donde introduces tu punto de partida y de llegada y te calcula la ruta y el tiempo de llegada:


Pero eso no es muy exacto. Como veis me da la llegada a Narbona el día 24 de junio, dentro de 8 días, y eso es prácticamente imposible. La ruta la calcula suponiendo que no haces nada más que navegar, parando sólo mientras las esclusas están cerradas, suponiendo que en ninguna encontraras retención, y sin pausas para comer, comprar, hacer gasolina ni visitar nada.

Una vez en el trayecto, te informa de los tiempos para la siguiente esclusa


O sea, como un Google Maps para los canales. Lo más importante son los avisos a los navegantes, por si algún tramo se cierra. Y ya veremos con las algas.

Ayer hubo una competición de natación atravesando el Garona. A pesar de la suciedad del agua había cientos de nadadores. Siempre me ha llamado esto la atención. Supongo que de vivir siempre al lado de un agua marrón se creen que ese es el estado natural del agua y no les da reparo meterse. A los que conocemos el agua cristalina del mar nos parece asqueroso. 


Por lo demás Burdeos está bonita como siempre: a causa del calor los niños bañándose en el espejo de agua y un montón de chicas desnudas con un vestidito encima (por cierto, aquí la mayoría sin tatuajes), músicos y chicas en las esquinas cantando con un derroche de almíbar, la ciudad volcada en el río, y en sus monumentos algunos mendigos tan viejos que parecen momificados. Una ciudad con sus luces y sus sombras, la vida misma.

Por la tarde fuimos a ver los pecios de la operación Frankton, de la segunda guerra mundial. La flota alemana estaba fondeada en el Garona, en Burdeos, y un comando inglés hizo una heroicidad imposible. El 7 de diciembre de 1942 en un submarino llevaron 5 kayaks semirrígidos hasta 10 millas del estuario del Garona. Los dejaron en superficie por los tubos lanzatorpedos y 10 hombres (2 por kayak) remaron hasta la costa y luego remontaron remando el río Garona. 


Si hubierais hecho ese trayecto con nosotros en el Corto Maltés comprenderíais mejor esa heroicidad, remando en territorio enemigo. Al mando del comando iba el mayor Herbert George Hasler, conocido como "Blondie" Hasler por su  bigote rubio del tipo de las diez y diez. Tras cinco noches de remar por el Garona llegaron a Burdeos, donde colocaron minas imantadas en los cascos de los barcos alemanes y los hundieron. Los pecios de estos barcos se han mantenido en el Garona, supongo que como un recordatorio de aquella hazaña. Así se ven al natural:



 Y así en el Navionics:



Y este es uno de los barcos que hundieron, y que ahora reposa en el fango frente a nosotros:


Seis de los miembros del comando fueron capturados y fusilados, dos murieron de hipotermia, y sólo se salvaron Blondie Hasler y su copiloto en el kayak, que ayudados por la resistencia francesa cruzaron andando los Pirineos hasta España.

Está placa es un homenaje a aquellos héroes: 


Después de la guerra Blondie se dedicó a navegar a vela, participó en varias regatas oceánicas, y fue el inventor del piloto de viento.

Mañana remontaremos el río Garona con la marea de la mañana, para pasar la esclusa de Castets-en-Dorthe a las 14 h.

 Con cuidado, navegantes.

domingo, 15 de junio de 2025

Una pausa en Burdeos.

Hola navegantes. 

Lo primero que quiero es manifestaros mi desolación, pero a la vez mi alegría, por la situación de la navegación fluvial. Fijaos cómo está estos días el pantalán de honor de Burdeos:



A mediados de junio  y en pleno centro de una ciudad histórica, VACÍO. Un pantalán de unos 300 metros donde cabrían 40 barcos, que cuesta 22 €/día, y el único inquilino era el Corto Maltés. Una tristeza por el desconocimiento de la navegación fluvial, pero a la vez una alegría porque así los pocos que venimos lo tenemos fácil.

Aprovechando que estábamos amarrados en paralelo al pantalán hemos hecho la "trompa" para la parte posterior del palo, ya sabéis, por si golpea en las paredes de la esclusa que no se rompa nada.


En Royan no pudimos hacerla porque no alcanzábamos el extremo del palo desde el pantalán. 

También he puesto los muelles de amortiguación en las amarras. Cuesta creerlo pero en los ríos dan más tirones que en el mar, por la propia fuerza del río y por las olas de los barcos de turistas que pasan a toda caña a pocos metros de los barcos amarrados. 


También podéis ver el color marrón del agua, que ya va a ser así hasta el Mediterráneo.

Otro peligro de los ríos es el de los árboles que arrastran. Aquí os enseño el que se enganchó a esta peniche, que le bloqueó el motor aunque consiguió sacarlo con sus medios. Lo hemos dejado amarrado al pantalán hasta que la autoridad portuaria nos diga qué hacer con el. El de la peniche cree que le mandarán soltarlo cuando la marea esté bajando... y se lleve el tronco y el problema a otro barco y a otro lugar.



Yo estoy esperando en mi choza el reencuentro esta tarde con Ana, que se incorpora para navegar conmigo los siguientes dos meses. A ver lo que da de sí el verano. Casi seguro que nos quedemos el lunes en Burdeos para recorrer los sitios que conocimos en navegaciones anteriores, y el martes vayamos a Castets-en-Dorthe. Es la primera esclusa del canal, la que salva el desnivel entre el río Garona y los canales. Tiene una altura considerable y sólo se puede acceder cuando el río está en pleamar (sí, aunque parezca mentira estamos a 160 km del mar pero hasta aquí llega la marea). Por eso sólo se abre una vez al día, con la pleamar diurna. 


Además tiene una medidas de seguridad especiales, más pensadas para los que van en sentido contrario a nosotros, o sea  de los canales al mar. Ya os dije que las peniches de alquiler se pueden tripular sin ningún permiso. Todo va encaminado a que esos tripulantes inexpertos no puedan pasar al mar, donde no tienen permiso para navegar. Por eso las dos últimas esclusas no son automáticas, como todas las de ese tramo del canal, sino controladas por esclusero y solicitando cita previa. Los escluseros comprueban tus permisos y sólo te abren la esclusa si están en regla. 

Además (esto lo comprobamos en la vuelta a España) no paran de insistirle en que desde el mismo momento que flotas en el Garona, aparentemente tan lejos del mar,  estás sometido a las mareas, a efectos de los amarres en los puertos (para no quedarte colgado del muelle cuando baja la marea) como de las corrientes, que en el Garona pueden ser de 4 nudos. Los que vienen del Mediterráneo no están acostumbrados a esto y su primer contacto con el fenómeno de las mareas puede ser desastroso.

 Con cuidado, navegantes.

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sábado, 14 de junio de 2025

Burdeos bajo Niágaras de agua.

Hola navegantes. 

Ayer llegamos a Burdeos en un día ambivalente. En la parte buena porque conseguimos hacer las 56 millas con el fueraborda de 6 CV, y estar en Burdeos el domingo, que se incorpora Ana, y donde damos por finalizada la primera etapa de mar para introducirnos en los canales. Llegar aquí con este barquito ya es un orgullo. En la foto el Corto Maltés en el pantalán de honor de Burdeos (sí, se llama así) frente al famoso puente de piedra.


En la parte mala que la navegación estuvo llena de inconvenientes e incertidumbres. En teoría saldríamos dos horas antes de la bajamar, y esas dos horas navegaríamos contra la corriente del río pero ya poco potente. Hacia las 13 h. se invertiría y la llevaríamos favorable hasta Burdeos, con unos 2-2,5 nudos, y además durante 8 horas y no durante 6 que es la duración normal de la marea. Eso se debe a la larga distancia que separa Burdeos del mar, que la onda de marea tarda dos horas en recorrer.

¿La realidad?. Que la corriente no nos resultó favorable hasta las 16 h., tres horas después de lo previsto. No entendemos la razón de este desajuste. Pero la consecuencia fue que, aunque en los mejores momentos nos permitió hacer hasta 9 nudos, estuvimos toda la tarde dudando si llegaríamos a Burdeos y haciendo gestiones infructuosas con otros puertos del recorrido para poder quedarnos. O no respondían al teléfono o eran puertos de varada que no nos convenían. Por el camino nos fuimos familiarizando con el color del agua, que a partir de aquí y hasta el Mediterráneo será marrón y nos permitirá ver nuestra propia sombra en el río como una película:


Y también, por desgracia, con algunas de las sorpresas desagradables, como centrales nucleares en la misma orilla del río o de los canales:


Para más INRI la segunda mitad de las tarde no pararon de caernos encima tormentas con aparato eléctrico y lloviendo como yo nunca lo había visto, o casi. El agua del río se ponía blanca y nosotros empapados. En la foto una de las pocas que pudimos tomarnos frente al puente Chaban Delmas, a la entrada de Burdeos, entre dos chubascos. 



Ese puente estaba en construcción cuando pasamos por aquí en la vuelta a España, y ahora es uno de los iconos de Burdeos. Es levadizo pero no inclinando sus dos mitades, sino elevando toda la carretera paralelamente al río como un ascensor.


 La maniobra de atraque (que en este río poderoso siempre es dificultosa) la hicimos bajo un chubasco tan fuerte que luego entraba agua por la rendija que queda en la ventana de proa al pasar el cable de la luz (y mojaba mi cama) y por la rejilla de ventilación del tambucho de popa, que tuvimos que sellar con cinta americana.



Por si todo lo que os he contado os parece poco, añadir que mientras estábamos en el estuario nos sobrevolaron dos aviones de caza de los que participaban en los ejercicios de tiro en Las Landas, que lógicamente tienen que dar la vuelta muy lejos y llegan hasta aquí.

Bueno, pero conseguimos llegar a Burdeos. Esta noche se vuelve Luis a España  y mañana se incorpora Ana. Por mi parte he sacado la guía imray de los canales de Francia y guardado la de la costa Atlántica. Cada cambio de guía te hace consciente del avance del viaje y es un motivo de satisfacción.


Aqui nuestro recorrido en las dos primeras semanas: 


 Con cuidado, navegantes.

jueves, 12 de junio de 2025

Desarbolado.

Hola navegantes.

Ayer dedicamos el día a dormir mucho, y a recorrer Royan en las bicis. Vimos los dos grandes de la reconstrucción modernista de Royan tras los bombardeos de la guerra mundial: la Iglesia de Notre-Dame y el mercado central.




Dos odas al hormigón, la primera de las cuales se ve desde el mar y sirve de referencia para encontrar Royan en el estuario.



También vimos algunas de las joyas del pantalán que jalonan todos los puertos:


Barcos que siempre ocultan un drama, por ejemplo la muerte del propietario durante un viaje y la falta de interés de sus herederos por el barco. Yo no quiero que nadie me siga como a un predicador, pero espero que si alguna vez veis al Corto Maltés en ese estado os acordéis de mí y echéis una lagrimita.

Hoy hemos dedicado el día a desarbolar. Primero hay que quitar todo lo de los palos: velas, escotas, etc.,  y aprovechar para las pequeñas reparaciones de los defectos que se encuentren. En nuestro caso dos picaditas en la vela mayor:



Luego ir a la grúa a retirar el palo. El sistema que diseñé para amarrarlo en la cubierta (Clic aquí) ha resultado perfecto, y ahora podré amarrar en las esclusas tanto por babor como por estribor.


Como a veces me lo preguntan os diré que nos ha llevado 2 horas la preparación, media hora la grúa, y otra hora y media o dos horas colocarlo todo. Y así ha quedado el barco en modo fluvial.





Mañana intentaremos remontar el Garona hasta Burdeos. Parece mucho para hacer en una sola etapa a motor (54 millas) pero tened en cuenta que las hacemos aprovechando la marea entrante, que nos añadirá 2 nudos o 2,5 nudos a nuestra potencia. Mañana sabréis si lo conseguimos. Si no, pararemos en alguno de los puertecitos del río.

Con cuidado, navegantes.

miércoles, 11 de junio de 2025

Lo conseguimos.

Hola navegantes.

Así es, Luis y yo conseguimos superar vivos el Purgatorio de Las Landas. Han sido 152 millas en 42 horas, dos días y dos noches, y además dando botes porque con tal de no afrontar el campo de tiro salimos con un pronóstico de vientos del Norte (de cara) de fuerza 4-5. Eso nos ha obligado a interminables bordos de ceñida que han aumentado la distancia total (en rumbo directo habrían sido solo 130 millas), en algunos momentos recurriendo incluso al tormentín.


 El viaje ha producido nuevas heridas de guerra en el Corto Maltés. Se rompió uno de los refuerzos interiores del cadenote del obenque, que ya hemos sustituido: 




y se arrancó el borde de la encimera de la cocina, de tanto golpearnos y agarrarnos nosotros a él al intentar cocinar algo en aquella coctelera. Lo hemos pegado con Sikaflex y reforzado con 5 tornillos:


Por si fuera poco, antes de llegar al Garona nos sobrevoló un caza de los que estaban participando en los ejercicios de tiro, y aunque ya estábamos fuera de su campo nos pasó muy bajo y el corazón nos dio una voltereta.

Además no nos ocurrió por poco el principal defecto de los viajes largos, que es descuidar la atención cuando llegas a puerto a punto de darte una apoplejía, deseando pillar la cama y creyendo que lo peor estaba fuera. Desde la entrada del estuario del Garona hasta el puerto de Royan, donde vamos a desarbolar, hay todavía 11 millas  que tienes que recorrer lidiando con la fuerte corriente del río (ayer era "solo" de 2,5 nudos) y entre un laberinto de balizas, muchas de ellas sin luz, que había que ir identificando una a una cuando estábamos cayéndonos de sueño. Y por si fuera poco Luis se dio cuenta de que el calado de la entrada a Royan, que según mi guía Imray era de 1,70, en la cartografía electrónica era de sólo 0,1 metros en bajamar, y la baja mar había sido sólo hacia 2 horas. Total que ese canal se ha encenagado y podríamos varar, y habría sido una forma bien ridícula de terminar la etapa. Tuvimos que entrar con la orza y el timón subidos y prácticamente al ralentí, por si tocábamos fondo.

La parte buena, que las dos noches han sido maravillosas, con un viento suave y sin olas que transportaba al Corto Maltés como llevado por los ángeles,  y con una luna llena que convertía al mar en un sendero de oro.

Mañana desarbolamos en Royan y pasado mañana embocaremos el Garona hacia Burdeos, donde enbarcarán mis dos siguientes tripulantes: Ana y la felicidad.

 Con cuidado, navegantes.