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sábado, 17 de agosto de 2024

Un solo remo por la popa.

Hola navegantes. 

Traigo hoy  una foto publicada en Voiles et Voiliers en 1996 en la que una pareja escuece el aire con su amor desde una barquita. Era en Douarnenez, y la barquita se dirigía desde la orilla a un velero fondeado. El chico iba remando "a la godille" tranquilamente cuando la chica le giró la cara para besarle. ¿Qué será de ellos casi treinta años después?. 

 


La traigo a colación para comentar esta forma rara de remar por la popa con un solo remo, haciendo avanzar el barco en la dirección de tu espalda. En castellano se llama "cinglar". Muchos marinos bretones utilizan ese solo remo para desplazarse con el anexo en vez de con un fueraborda pequeño. Hasta organizan campeonatos como de cualquier deporte, y un héroe local (Hervé le Merrer) cuando dimos la vuelta a Francia en el Corto Maltés en 2018 acababa de cruzar el Atlántico a la godille en 58 días. Otro había conseguido atravesar el Canal de Midi igualmente cinglando.

La técnica consiste en remar por la popa con un solo remo, de espaldas a la marcha, moviéndolo de derecha a izquierda. Cuando recalamos en la Isla de Groix en la vuelta a Francia vi regresar a puerto a un pescador remando a la godille, y le pedí que me enseñara.  Se llama Alex y me dedicó desinteresadamente más de media hora de su tiempo. La embarcación y los remos se los hacía él mismo, alcanzaba una velocidad de cinco nudos, y es el sistema que usaba para ir a pescar en un barco sin motor con el que se alejaba algunas millas del puerto. 

Lo primero que me dijo es que me olvidase de lo que seguramente había leído, que había que dibujar con el remo un “8” en la popa. En efecto, haciendo eso clavas el remo hacia el fondo y luego te cuesta levantarlo. Con las indicaciones que me dio (moverlo a derecha e izquierda, siempre con la misma cara del remo hacia arriba y haciendo poca fuerza en el cambio de sentido) conseguí hacer avanzar la embarcación sin dificultades, quedándome sólo por perfeccionar el mantenimiento del rumbo. Porque, en efecto, navegas de espaldas (mirando a popa) y en esa posición atípica para la náutica la percepción del rumbo que llevas no es en absoluto intuitiva. También me quedó claro que no se cingla bien con un remo cualquiera. Yo lo había intentado varias veces en el Corto Maltés con un remo estándar y no conseguía nada. Los remos que hace Alex son con el mango de fibra de vidrio hueca y la pala de fibra de carbono, o sea, muy ligeros para su tamaño. Estuve a punto de comprarle uno pero no lo hice por llevar el barco muy cargado para el largo viaje, y luego me arrepentí. Habría sido una oportunidad única, y me habría ayudado cuando más adelante se presentaron los problemas con el motor que me dejaron tirado en los canales.

En Francia remar "a la godille" es muy habitual, y los astilleros franceses suelen hacer los veleros pequeños con una chumacera en el espejo de popa, destinada a poder moverlo con un remo si te falla el motor. El mío la tiene, a babor de la pala del timón, aunque suelo usarla para otras cosas como amarrar el cubo o los puntales utilizados para protegerme de las orcas, como os conté aquí (clic aquí)

 

Y apropósito de las orcas, hace tres días hubo un  nuevo ataque en pleno golfo de Vizcaya (45º 55,5' N, 4º 13,1' W) cuando la manada española se encuentra aún en Portugal. Eso me hace temer que la costumbre de morder timones se está extendiendo de unas familias a otras y que si no se toman medidas en poco tiempo todos los mares del mundo serán de riesgo. Para no olvidarme de ellas cada vez que salga de la bahía he puesto este recordatorio junto al teléfono de casa:

 Con cuidado, navegantes.

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