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lunes, 14 de febrero de 2022

Rastras por la popa.

 Hola navegantes.

Una de las tácticas más usadas en un temporal es correrlo. Consiste en cambiar tu rumbo para llevar el viento y las olas por la popa. Obviamente te desvías de tu rumbo original y son unas millas que luego tendrás que recuperar. Pero es comodísimo porque disminuye el viento aparente y puedes esquivar las rompientes. Hay un refrán que dice "viento de popa es medio puerto", y es verdad. Entre los inconvenientes, que la tormenta dura más pues te desplazas con ella, y que se pierde mucho barlovento (unas 150-200 millas al día) pues los barcos, incluso a palo seco, en  las tormentas corren mucho por el viento que reciben en la jarcia. Entre otras cosas,y por este motivo, no se debe correr un  temporal cuando tienes la costa a sotavento, pues te diriges contra ella. Además tiene dos riesgos específicos: de "pasar por ojo" y de "irse de orzada".

1) "Pasar por ojo" es volcar por la proa. Al correr el temporal las olas te vienen por la popa, y el barco puede coger tanta velocidad en la bajada de una ola que la adelante, y "pinche" a la que lleva delante. Entonces la proa se frena en seco y la popa se eleva, volcando hacia delante. Ha ocurrido en el Cabo de Hornos, y en las olas rompientes de las entradas de los ríos. 
 

2) "Irse de orzada" es que una ola desvíe la popa, el barco se atraviese, y la siguiente ola le coja de costado y le vuelque de lado.

 

Para evitar estos dos riesgos hay que conseguir frenar y estabilizar la popa. Para ello hay que arrastrar por el agua algo que le frene, colgado de la popa. Además de estabilizar el rumbo el barco navega más despacio, y sólo deriva unas 50-90 millas al día, lo que te da mas tiempo si tienes la costa a sotavento. Se pueden arrastrar dos cosas:

1) Un ancla de capa o ancla flotante. Es un dispositivo específico con forma de embudo o paracaídas, que se abre dentro del agua y frena al barco casi por completo (el "ancla de capa") o sólo restándole velocidad (el "ancla flotante"). Tienen el inconveniente de que las olas que te alcanzan por la popa pueden inundar la bañera o la cabina; que disminuye la capacidad de gobierno al estar casi parado; que las olas rompientes pueden llevar el ancla hacia delante, el cabo quedar en banda, y en ese momento el barco atravesarse; que se pueden enredar los cabos entre sí; y que una vez lanzada hace tanta resistencia que resulta difícil recogerla si quieres cambiar de táctica. Muchos han tenido que cortar el cabo y perder el ancla porque no fueron capaces de subirla a bordo. Aquí el ancla de capa del Corto Maltés:
 

 2) Unas "rastras", también llamadas "espías", que son simplemente unos cabos o cadenas colgados de la popa, que frenan menos que el ancla. Cumplen la misión de estabilizar la popa, tienen menos peligros al no frenar tanto la embarcación, y son fáciles de lanzar y recoger. Aunque pueden lanzarse independientes, es más útil que hagan un bucle, amarrando cada extremo del cabo en una de las cornamusas:

Paul de Meerschman, que ha cruzado el Atlántico y recorrido muchos países europeos con un velerito de seis metros y medio (ver entrada del 27-1-22) usa las rastras incluso sin enfrentarse a un temporal. Lo hace simplemente para estabilizar el rumbo del velero en los vientos de popa, quitar trabajo al piloto automático para que no tenga que corregir tantas orzadas, y estar más despreocupado haciendo otras tareas a bordo, aun  a sabiendas de que el barco pierde un poco de velocidad. Cuenta que en algunas etapas sólo llevaba el génova parcialmente enrollado (una superficie muy pequeña pero que tira del barco desde la proa), la mayor arriada, y las rastras reteniendo la popa, y que así el barco iba más estable que nunca.

Al leerlo me ha dado por pensar que a lo mejor el Corto Maltés ha aguantado tan bien los vientazos de fuerza 7 (y más en las rachas) que hemos cogido en la vuelta a Italia porque sin buscarlo expresamente, hemos llevado siempre una rastra. Ya os he contado que siempre navegamos con una linea de vida por la popa. Por ejemplo aquí podéis verla, en la izquierda de la foto, al salir de la Isla de Capraia:

 


Es un cabo de unos 30 metros lleno de nudos, para que si alguien se cae tenga donde agarrarse. Ese cabo no hace un bucle (lo llevamos amarrado de un solo extremo a la cornamusa de estribor) pero es posible que haya hecho la resistencia suficiente para estabilizar la popa. La próxima vez que me enfrente a vientos fuertes de popa voy a hacer como Paul, y voy a añadir otro cabo colgado de la cornamusa de babor haciendo un bucle con la línea de vida, a ver qué tal. En esos casos de vientos fuertes no importa que te reste un poquito de velocidad, porque de hecho a veces vas sobrado y tomas rizos para frenar un poco. Ya os contaré el resultado.

Con cuidado, navegantes.

1 comentario:

  1. Maravillosa explicacion e idea, yo el ancla de popa no lo veo, la fuerza que hace debe de ser brutal, me gusta mas lo de las rastras.
    Por cierto en vela ligera el pasar por ojo lo llamabamos hacer el submarino y lo de irse de orzada era un estres constante, asi como el peligro de trasluchar, preferia ir mejor un poco al largo y la escota u cazada.
    Ya probaremos un dia tranquilo todos estos metodos.
    Un abrazo.

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