Hola navegantes.
El carenado anual es la operación más cara y aparatosa del mantenimiento de un barco. Hay que sacarlo del agua cada año (sólo las dos operaciones de la grúa, la limpieza con karcher y el alquiler de la cuna, unos 300 euros) para darle una pintura especial ("patente" o "antifouling") que evita que se peguen algas y caracolillos y le frenen, y en casos avanzados hasta le hagan imposible navegar a vela (la pintura para mi barco de menos de 7 metros, unos 150-200 euros). Como son pinturas "biocidas", para matar cualquier vida vegetal y animal que intente adherirse al casco, su permanencia en el agua hace que se desprenda poco a poco y pueda ser contaminante. Por eso la industria está obligada a sacar productos cada vez menos dañinos, pero que a su vez son menos efectivos. Hay que sacar el barco del agua con una grúa, dejarlo en seco un par de días para aplicar una o dos capas de pintura y que se seque, luego sostenerlo con la grúa o cambiar los apoyos para poder pintar también los puntos donde estuvo apoyado, y volver a echarlo al agua con la grúa.
Recientemente se han buscado sistemas alternativos, como pinturas que duran hasta 5 años y los ultrasonidos.
1) Las pinturas que duran más de un año parecen la panacea, pero son carísimas (ya que duran más años) y hay que aplicarlas sobre un casco virgen, lo que obliga a decapar la pintura de años anteriores y por eso el primer año resulta prohibitivo. Además no todos se creen que dure de verdad 5 años.
2) Los ultrasonidos se basan en aplicar al casco, desde dentro, una vibración que evita que se adhieran los primeros gérmenes microscópicos, y sobre ellos las algas y los caracolillos. Son aparatos caros y que consumen batería, que protegen sólo unos metros de casco (en barcos grandes hay que instalar más de uno, y el precio se dispara), que producen un ruidito que algunos les molesta para dormir, y que en los veleros llegan mal a las partes "macizas" como el timón o la quilla, y allí son mucho menos eficaces. Respecto al ruidito, yo he estado amarrado en pantalanes junto a barcos que lo tenían, y se oye hasta desde el barco de al lado o desde el pantalán.
Otro inconveniente de ambos es que al no sacar el barco del agua no puedes realizar otros mantenimientos que se hacen al tenerlo en seco, como cambiar los ánodos, revisar el eje de la hélice, el estado de la sonda, la corredera y los pasacascos, etc.
Recientemente se ha probado un sistema que rompe con todo lo conocido. Se trata de una estación que permite limpiar el barco sin sacarlo del agua, con unos rodillos como los que limpian los coches.
El barco se introduce en un pantalán cuyo fondo y paredes son herméticas, hechas de una funda gruesa que luego puede recogerse para retirar todo lo que se ha desprendido y que no se esparza por el resto del puerto. Allí unos rodillos y un chorro de agua a presión desprenden todo lo que se ha adherido, incluso en la quilla y el timón, aunque de momento no sirve (por la forma de los rodillos) para catamaranes y veleros biquilla. No se aplica ninguna pintura y por lo tanto la limpieza conseguida durará mucho menos que con la patente, aunque todavía no se sabe cuánto. Yo una vez hice la prueba de dejar la cola del fueraborda sin patente, y al cabo de 5 meses salió así:
Si el barco entero tuviera esa selva, os aseguro que no avanzaría a vela. O sea que yo supongo que habrá que meter el barco a limpiar por lo menos cada 1-2 meses. La tarifa de Les Sables d'Olonne, donde lo están probando en Francia, es de 150 euros por tres lavados, para un barco como el mío. Si asumimos 50 euros/lavado y hacerlo 10 veces al año, da un total de 500 euros al año, prácticamente como darle la patente. Pero nuevamente con este sistema tampoco se pueden hacer las otras operaciones necesarias con el barco en seco, por lo que tarde o temprano habrá que sacarlo con la grúa, y eso encarece el coste final de la limpieza.
En resumen, que habrá que esperar unos años a ver cómo funciona el sistema de lavado, cuánto dura la limpieza en invierno y en verano y en distintas aguas, añadir el coste de sacar el barco de vez en cuando para los otros mantenimientos, y entonces echar cuentas.
Con cuidado, navegantes.
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