La navegación, un tratamiento complementario del cáncer pediatrico de gran efectividad.
Ramón enfermó de cáncer cuando tenía 6 años.
Escuchaba a sus padres llorar en casa y acudían al médico de forma
regular. No iba a clase y tenía que ir al hospital cada cierto tiempo a
por el tratamiento. Siempre en casa, siempre con sus padres, recibiendo
visitas de familiares muy preocupados. La primera vez que se alejó de
ellos fue para ir a navegar un sábado por la bahía de Santander. Allí
conoció a Juan, un niño mayor de 12 años con una cara redonda y la
cabeza totalmente calva. A Paloma, una niña que murió después de recaer
en la enfermedad. Y a Sandra, una chica con 13 años que tenía el pelo
muy corto porque le estaba creciendo. En los barcos salían a navegar
todos sin padres. solo acompañados de un médico y el patrón, que era el
que les iba enseñando cómo manejar la embarcación. Aprendían también a
trabajar en equipo, a superar los problemas para manejar el barco y a
superar algunos miedos. Pasaban la semana deseando que llegase el sábado
para poder volver a salir a navegar en el proyecto Carpe Diem. Ninguno
de estos nombres corresponde a los niños que los protagonizaron.
El proyecto ‘Carpe Diem’ es una iniciativa del pediatra cántabro
Álvaro González de Aledo, “aprovechar el momento es una frase que recoge
muy bien la forma de vida del que tiene una enfermedad grave” dice.
¿Cómo surgió esta iniciativa?
Surge de mi doble condición de pediatra y navegante. En el año 2003,
comencé a tener algo más de tiempo libre y les propuse a los compañeros
del departamento de Hematología del Hospital de Valdecilla este
proyecto. El primer año tuvieron ciertas dudas, pero al ver el resultado
tan bueno que ha tenido y lo que beneficia a los niños, se ha seguido
haciendo todos los años. Hemos contado con la ayuda del Servicio de
Hematología y de la que era encargada del servicio la Dra. Encarna
Bureo, una persona muy apreciada y con mucha dedicación que colaboró
desde el principio.
La Sociedad Española de Hematología y Onocolgía Pediátrica va a reconocerles en su congreso ¿Es así?
Efectivamente, el IX Congreso de esta Sociedad se va a celebrar en
Santander entre el 19 y el 21 de mayo, y además de reconocer el proyecto
Carpe Diem eligiendo como imagen del mismo uno de nuestros barcos en la bahía de
Santander reconocerá la labor de la Dra. Encarna Bureo.
¿Es extraño ver esta actividad en un Congreso de Oncología pediátrica?
En cierto modo sí, pero también nos gusta entender que este es un
tratamiento terapéutico complementario que colabora en la mejoría del
paciente. Cada año al acabar realizamos una encuesta y evaluamos el
estado físico de los niños. Alrededor del 95% de los padres valora que
la actividad ha contribuido a mejorar su estado físico o de ánimo. El
cáncer no se les cura, pero el ánimo es esencial en su forma de afrontar
esta enfermedad.
¿Cómo lo tomaron los padres de los niños?
Fueron los más reticentes. Los niños enfermos están siempre muy
protegidos y llevarlos al mar, en un entorno desconocido, lejos de
ellos, siempre les da algo de miedo, pero cuando ven las caras de
ilusión de sus hijos al volver y su deseo de que llegue el siguiente
sábado para navegar, siempre acaban rindiéndose a la evidencia. Al año
siguiente, el boca a boca entre los niños era ya constante y nos
preguntaban cuándo era la primera salida del año. Cada año antes de
empezar les explicamos todo lo que hacemos y rellenan una ficha. Les
decimos que siempre habrá un médico en cada barco y a veces contamos con
la colaboración de la Cruz Roja.
Pero esto es una iniciativa privada ¿Cómo puede hacer esto usted sólo?
No, desde el primer día me ha ayudado la familia y el primer año ya
salíamos 4 barcos. Ahora cada año contamos con una decena de navegantes
que se suma a las excursiones y en estos 13 años han pasado ya 103 niños
por 42 barcos y más de 200 navegaciones. Como vamos a vela, el gasto es
mínimo. En cada barco va en todo momento el patrón y un médico.
Aportamos nuestro tiempo, nuestra ilusión y nuestros barcos y salimos
ganando, al ver las sonrisas y la ilusión de los niños.
¿En qué consiste una jornada de navegación?
Navegamos
de mayo a septiembre y salimos según la disponibilidad de los niños
apuntados. Habitualmente salimos los sábados por la tarde y distribuimos
a los niños según edades para que confraternicen y no se aburran.
Navegamos un par de horas y luego los distintos barcos nos juntamos y
los niños pueden bañarse y merendar juntos, pasan de un barco a otro,
soltamos un bote y les enseñamos a remar o a hacer nudos. A veces la
Cruz Roja del mar acude con sus motos de agua y colaboran. Y cuando hace
peor tiempo también tenemos actividades, en el interior de los barcos.
¿Qué edades de niños participan?
Pues desde los 3 años a adolescentes. Es una convivencia. Los más
pequeños aprenden a moverse por el barco y disfrutan jugando, pero los
mayores aprenden más cosas de navegación. Son esponjas y preguntan
mucho, quieren saber y aprenden a manejar el barco y a ser totalmente
autónomos en el mar. Algunos han acabado aprendiendo a navegar en vela
ligera o apuntándose a remar en traineras.
¿Qué les aporta a estos niños la actividad?
Para muchos es casi el único momento de autonomía en el que pueden
estar fuera de la vigilancia de sus padres. Pero también les aporta
estar mezclados, niños que están en plena quimioterapia, con niños que
ya están recuperados. Los que están peor agradecen mucho estar con niños
que ya han pasado la quimioterapia, les ha crecido el pelo y van al
colegio como cualquier niño. Ellos hablan con mucha naturalidad de sus
tratamientos y de sus sensaciones. Se dan mucha esperanza y comparten
ilusiones. También aprenden a trabajar en equipo y valores como la
solidaridad, la generosidad y la valentía. Les enseña a superarse y a
mejorar.
Pero a veces supongo que también tendréis momentos duros ¿no?
Sí,
te da pena ver cómo los más pequeños no son conscientes de la gravedad
de su situación y de lo que se están jugando. Luego alguno ha fallecido,
nuestra estadística es igual a la del resto de los niños con cáncer
pediátrico, en torno a un 10%. Pensamos si sería bueno decirles que se
había muerto un compañero, pero en el hospital nos dijeron que eso mismo
pasa en el hospital. Ellos se acaban enterando, los niños dejan de
coincidir en los tratamientos o en la actividad y se enteran. Lo hablan
con normalidad.
Supongo que no sólo será duro para los niños.¿No?
Claro. Les tomamos tanto cariño como si fueran de la familia. Los ves
muy a menudo, pasamos con ellos momentos buenos y no tan buenos. A
veces tenemos que animarles, arrancarles una sonrisa cuando su moral no
está tan alta. La relación es muy íntima. Por ello cuando hemos sufrido
alguna baja lo sufrimos todos. Por suerte no han sido muchas.
Hemos dicho que la actividad es gratuita y que los costes los
asumen los navegantes, con sus barcos y su tiempo. Pero estos
les compensa en satisfacción ¿No?
Desde luego. Esta actividad te enseña a disfrutar de la vida. Carpe Diem .
Conviene valorar el presente y no posponer las cosas a un futuro
lejano, porque seguramente no podamos llevarlo a cabo. Esto
lo interpreto de una forma solidaria. No somos ricos , pero tenemos una
afición que nos llena y compartimos algo de nuestro tiempo. Una niña de
12 años que había pasado una leucemia llegó a afirmar que esta actividad
le había aportado tanto que le había merecido pasar la enfermedad por
haberla hecho. Eso no se me puede olvidar en la vida.
¿Esta iniciativa ha tenido imitadores en España?
La
verdad es que no. Yo mismo copié esta actividad de Francia, donde ha
habido algunas iniciativas similares, con enfermos o con presos. Pero en
España sabemos que se han hecho algunas salidas en algunos puntos, pero
sin mantener la continuidad. Es una lástima, porque pensamos que puede
aportar mucho a otros que quieran copiarlo. Hemos publicado dos libros, intentando divulgar esta actividad,
“Carpe Diem, vela solidaria en Santander” de la editorial Exlibric, y
“La sonrisa de Mikel” en la misma editorial.
Hola Alvaro, soy el padre de Mario Soler y estoy comprobando si se enviarte comentarios para a partir de ahora seguirte y hacer otros. Saludos
ResponderEliminarGrande, Alvaro.
ResponderEliminarEnhorabuena. Sobrecoge y emociona. Muchas gracias por llevar a cabo un proyecto tan lleno de esperanza y amor.
ResponderEliminarhola Álvaro,
ResponderEliminarTe sigo por tus comentarios e historias de navegación, pero esta entrada sobre la labor que haces con estos niños me ha sobrecogido. Enhorabuena y adelante!!!
Seguiré con atención tu próximo proyecto por el mediterráneo y el canal MIDI.
Gracias, chicos, por vuestras palabras. Ya sabéis que podéis aportar vuestro granito de arena comprando uno de los dos libros relacionados con esta actividad, una parte de cuyos beneficios es para la lucha contra el cáncer pediátrico. Y si lo queréis dedicado con una dibucarta, os la hago encantado.
ResponderEliminarPróximamente pondré una entrada en el blog sobre la donación de esa parte recaudada el año pasado.
Abrazos.