Después de contaros ayer nuestra jornada, nos fuimos a fondear frente a la playa junto al Puerto Deportivo Tomás Maestre. Normalmente cuando desconocemos el fondo añadimos un peso de 4 Kg a la unión del cabo con la cadena, echamos más de 5 veces la altura de agua en cabo y cadena (ayer había 4 metros y echamos 30), y damos atrás con el motor para comprobar con el GPS que no retrocede. Y después conectamos la alarma antigarreo. Pues a pesar de todas estas precauciones, mientras cenábamos notamos que el barco de ponía de través al viento a pesar de que en el Mar Menor no hay corrientes. Poco después estábamos encima de una "palanza", que es un tipo de red utilizado en el Mar Menor para coger el pescado vivo. Por suerte nos dió tiempo a reaccionar y a cambiar de fondeo a aguas más profundas. El problema se debió al fondo de algas, que nunca es de fiar, y a la existencia de bolsas de lodo debajo de la arena, que hacen que el ancla patine. Este lodo se está acumulando desde hace años procedente de los lavaderos de minas que funcionaron hasta los años 70 en la sierra minera en torno del Mar Menor.
Después del susto, pusimos la alarma de garreo con radio muy corto (25 metros) y sonó varias veces en la noche, por lo que no descansamos mucho.
Por la mañana fuimos a conocer las dos islas principales del Mar Menor. La del Barón o Isla Mayor es privada, de la familia Figueroa (la mujer de Raphael). Tiene una mansión, una torre y varias viviendas pequeñas. Y un solo coche (un Panda azul) que ni siquiera está matriculado al circular sólo por terreno privado. Además tiene muflones (una especie de ciervo) que se introdujo para que se reprodujeran y luego dedicarse a la caza. A veces estando fondeado se oye la berrea desde el mar. No pudimos desembarcar y nos conformamos con verla desde el barco. Que sepáis que si alguien la quiere alquilar puede hacerlo.
Por la tarde fuimos a Isla Perdiguera, la segunda en tamaño. Esta fué militar y se utilizaba para prácticas de tiro aéreo con aviones que partían de la base de San Javier, en la orilla NW del Mar Menor.
Esta estructura era la diana para disparar desde los aviones:
Y además, como en la isla había un destacamento militar permanente, tiene dos cuevas o búnkers donde se metían los soldados durante el tiroteo. Esta es una de ellas, donde conprobaréis que algunos se creen que en las islas viene el camión de la basura:
Actualmente la isla es privada, del dueño de embutidos El Pozo. Aquí se tolera el desembarco y el baño, aunque como todo el Mar Menor está plagado de medusas.
Al final del día hemos venido al Club Naútico de los Nietos, al Sur del Mar Menor, donde su Director, Carlos Caro, ha tenido la amabilidad de apoyar nuestra aventura dejándonos abarloarnos en el muelle de espera. Este club tiene un gran ambiente y buen historial de regatistas de vela, y siempre ha apoyado este deporte, tanto en embarcaciones modernas como de vela latina.
También agradecemos a Gregorio, el amigo que conocimos en Cartagena y que hemos vuelto a encontrar en el Mar Menor, habernos ayudado con sus informaciones a hacer la entrada de hoy.
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