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viernes, 14 de marzo de 2025

Reforzando el pozo del fueraborda.

Hola navegantes. 

El Tonic 23 lleva el fueraborda en un pozo que comunica directamente con el mar, por donde sale la cola del motor y la hélice. 
 
 
 
Cualquier objeto que se te cayera al suelo en la bañera se iría al agua, y para evitarlo tiene un reborde de fibra. 
 

 Ese reborde está atornillado al casco pero es relativamente frágil, sobre todo si apoyas el peso del cuerpo cuando el barco escora.
 

 Aunque en ese reborde he colocado una pegatina para recordar que allí no se debe apoyar el pie, y aunque todos mis tripulantes tengan que aguantar mi melopea sobre las precauciones con el mismo, en la práctica, y sobre todo cuando hace mal tiempo, es imposible no pisarlo. Porque con las olas y con la escora te apoyas donde sea, sin pensarlo, para no caerte, y eso ha hecho que el citado reborde haya empezado a agrietarse, y me daba miedo que acabara por romperse. 
 

 De hecho, algunos amigos que tienen un Tonic 23 me han dicho que su barco carece de ese reborde y  no es porque saliera del astillero sin él, sino que seguramente a algún propietario anterior se le rompió y acabó por quitarlo. Pero tener ese agujero al mar sin una protección debe ser una condenación. Si os fijáis en la foto anterior, yo llevo la parte de proa del agujero tapada con dos rulos de corcho de piscina, y ya me han salvado un móvil que se me cayó al pozo cuando me incliné para arrancar el fueraborda.
 
Para la navegación de este verano he decidido reforzar ese reborde que ha empezado a agrietarse. He hecho un recorte de una pieza de  contrachapado marino que me sobraba de la primera tapa del tambucho que tuvo el barco. La muesca que veis debajo es para adaptarse al soporte del motor:
 

A continuación lo he atornillado por dentro del reborde de fibra, de manera que se calce en su pestaña superior para darle más solidez cuando se pise sobre ella:

 


 y el resultado final es éste:
 

  El conjunto está mucho más sólido que antes, no se mueve ni un milímetro, y evitará a mis tripulantes escucharme decir un penacho de palabras soeces si se rompe. A la vuelta del viaje os diré si dio resultado. 

 Con cuidado, navegantes.

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