Hola navegantes.
El próximo viernes 21 de marzo se celebra el día mundial de la poesía, esa forma de escribir que algunos utilizaban hasta el siglo pasado y donde técnicamente cuenta la métrica, la rima y el ritmo, y sentimentalmente lo que se insinúa más que lo que se dice. Yo he escrito tres libros de poesía, y concretamente de dibupoemas. Uno lo regalo, y podéis descargarlo en la columna derecha de este blog. Se titula "Dibupoemas de otros" y lo escribí durante el confinamiento, haciendo el dibupoema de algunas poesías de poetas españoles e hispanoamericanos famosos, y de algunas mías que no lo son tanto. No se publicó comercialmente por la dificultad en encontrar a los herederos de los poetas ya fallecidos para pedirles su permiso. Los otros dos los ha publicado ExLibric (clic encima para verlos mejor):
Todos son de "dibupoemas", la tercera dimensión de la poesía porque aparte de la métrica, de la rima y el ritmo, en los míos las letras se retuercen para formar un dibujo.
Para celebrar este día mundial de la poesía yo me adelanto, y durante toda la semana al que me pida uno de los dos libros (al correo alvarogaledo@gmail.com) le regalaré el otro. Y además comparto esta poesía a una amiga valiente que conocí cuando estaba luchando contra un cáncer. El nombre de le chica es ficticio (en el móvil se lee mejor con la pantalla en horizontal):
La heroína sonriente.
Ayer vi a una preciosa mujer sonriéndole a la vida.
Luego me enseñó una foto con la cabeza calva
de cuando rondaba su sombra La Cariacontecida,
y en esa foto sí, también sonreían sus labios malva.
Con una camisa enorme, pantalón de pitillo, descalza,
nos sonríe confiada desde un taburete,
como si esa sonrisa fuera la fuerza que le alza,
la que le tiene a flote entre la quimioterapia y el estilete.
Veo allí una heroína a una sonrisa esposada,
en blanco y negro su cárcel y su liberación,
su cárcel por el miedo a la última bocanada,
preciosa y liberada posando a lo garçon.
No sé lo que despierta en mí la risa de María.
Da confianza, serenidad y miedo a que fracase
ese aura que promete mil besos de ambrosía,
y se nos cuele La Parca en la última frase.
Casi no la conozco y le daría los años que me queden,
tengo ya suficiente con los que he vivido,
yo, libre de los años en que las cosas hieden,
ella sana y bonita con un corto vestido.
Y aquí el dibupoema, hecho con las estrofas escritas en rojo (clic encima para verlo mejor):
Sinceramente, no me atrevo a recomendaros que leáis la poesía que se suele hacer ahora, que ha sucumbido a una ola de simplismo, cutrería y hasta desfachatez parecida al rap en la música. Tendencia que ha hecho que se autodenominen poetas algunos que se limitan a escribir bobadas cortando las frases antes de llegar al extremo de la página para que desde lejos parezcan versos y estrofas, y a ser posible sin que se entienda nada (naturalmente no es más que una opinión y puedo estar equivocado, pero si no no hablaríamos de nada). Tampoco a los superclásicos como Quevedo o Góngora, con un engolamiento ridículo. Os recomiendo leer a los clásicos románticos de la segunda mitad del siglo pasado para que entendáis lo que se puede expresar con el lenguaje escrito.
Con cuidado, navegantes.
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