Hola navegantes.
Así es, llegó el día mundial mundial de la poesía, que se celebra para intentar volver a dar valor a este género literario que a veces es objeto hasta de ridiculización o de burla, ahora que la gente ya escribe lo mínimo y se expresa con emoticonos y con likes para no hacer trabajar mucho al cerebro. Mi forma de celebrarlo es compartir otro dibupoema dedicado a la chica de la que os hablé el lunes, cuando estaba tan flaca que si se llevara las manos a la espalda aparecerían por el otro lado y decidió ir al registro de voluntades previas. El nombre de la chica es ficticio, y la poesía se lee mejor poniendo el móvil horizontal:
El registro de voluntades.
Para tomar un poco de distancia con la oncología
te fuiste a descansar un tiempo fuera de la ciudad, María,
pero al volver pasaste por el registro de voluntades,
el as de picas negro al final de las enfermedades.
Pero por esa firma no dejes de luchar, no te resignes,
no dejes que lo triste estropee todo lo que nos queda,
no cedas a ese miedo al vacío, viejo como la rueda,
ni oigas al sacerdote, ni te confieses, ni te persignes.
Tú mira confiada unos años de grandes alamedas
navegando conmigo con la ropa más vieja y con las chanclas,
en nuestra hermosa bahía tomando rizos, levando anclas,
o con mochila por los montes, los valles y las veredas.
Mírate enseñando a vivir a un lindo grumetillo,
viéndole crecer desde la cuna a la Universidad,
confidente de sus miedos de los cuentos de Simbad,
y de mayor de sus mujeres y los besos de tornillo.
Y sí, mira otra vez tu miedo, dentro de muchos años,
delante de los papeles del registro de voluntades,
pero esta vez como todos, rodeada de ancianidades
con cachabas, andadores, docenas de cumpleaños,
rebosante de recuerdos, de álbumes, de achaques y de nietos,
esperando como todos a la Vieja de los Negros Amuletos.
Y ahora el dibupoema, hecho con las estrofas marcadas en rojo:
¡Salud y poesía!.
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