Hola navegantes.
Al preparar la vuelta a Francia en el Corto Maltés el año pasado os conté algo de los peligros de esa circunnavegación, y citaba especialmente las enormes corrientes de marea en el Canal de la Mancha. El peor estrecho de todos iba a ser el Raz Blanchard, entre la isla inglesa de Alderney (Aurigny para los ingleses) y el continente, donde se producen corrientes de hasta 10 nudos, dependiendo de la marea de cada día. Imposible pasarlo con la corriente en contra. Ver entradas del blog del 22-1-18 y 6-2-18.
Todos nuestros esfuerzos de planificación se concentraron en pasar ese estrecho, que llaman "el infierno líquido", con la corriente a favor, y tener previsto un sitio donde escapar y refugiarnos en caso de que no alcanzásemos a pasar y la marea se invirtiera. Nosotros íbamos a intentar pasar el Raz Blanchard el 20 de julio, que había una marea de coeficiente intermedio y sólo iba a haber una corriente de tres o cuatro nudos, que sería máxima y a favor hacia las 13 h. Allí tendríamos que estar a esa hora para aprovecharla, después de hacernos 23 millas desde la isla de Guernsey, donde habíamos dormido. No teníamos que bajar de cinco nudos en toda la travesía, para que no se nos invirtiera la corriente, o sea que íbamos decididos a usar las velas y el motor para avanzar lo más deprisa que pudiera nuestra montura sin atender a la ortodoxia. Si no consiguiéramos pasar pondríamos rumbo a Dielette, en la costa francesa, y desde allí lo intentaríamos dos días después, que el viento sería más favorable. Sería un marrón porque tendríamos que ir hacia el Sur en vez de ganar Norte, y Dielette está a una milla de la central nuclear de Flamanville, lo que le daba mal fario, pero es lo que tiene viajar por el mar y no por las autopistas.
Salimos con un viento del Oeste maravilloso de fuerza 4, con poca ola y en un día soleado, que nos permitió hacer toda la travesía a vela y en la misma marea. Antes de agarrarnos la marea favorable ya íbamos a seis nudos sólo a vela, con el viento entrándonos por el través, el rumbo más rápido para un velero. El cielo estaba limpio, el mar brillaba con mil facetas y desde diez millas de distancia ya veíamos en el horizonte la Isla de Alderney. A eso de la una ya habíamos pasado la parte más estrecha del raz y anoté en el cuaderno de bitácora:
Hemos pasado ya la parte más estrecha del raz, con picos de más de 10 nudos (pero sólo 2 de corriente). Ya a la altura del Cabo La Hague.
Y era cierto. La que iba a ser una de las navegaciones más difíciles fue una de las más divertidas y tranquilas, a una velocidad endiablada pero siempre confiados. Total, que llegamos hasta Cherburgo subidos en la cinta transportadora de la corriente de marea del Raz Blanchard, 46 millas en seis horas y media, contando la entrada a puerto y las maniobras. ¡Casi ocho nudos de promedio!, picos de más de diez nudos, una de las mejores navegadas de aquel viaje. Al llegar no ocupamos las portadas pero confieso que por dentro estábamos bien satisfechos. Podéis ver nuestras impresiones al pasar el famoso raz en la entrada del blog de 20-7-18. Yo consideraba haber pasado la última dificultad de la vuelta a Francia, y ni por lo más remoto pensaba que lo peor iba a estar luego en los canales. ¡Ya veréis, ya!
Traigo esto a colación porque los participantes en la regata "Solitaria Figaro", una regata de altura por el Golfo de Vizcaya que se celebra todos los años (entre 1.000 y 2.000 millas de recorrido) no lo calcularon tan bien, a alguno de pilló la corriente en contra, y aquí podéis ver lo que se encontraron:
Clic aquí.
Para colmo, uno de los participantes encalló en las rocas. Por supuesto no pretendo comparar, porque es mucho más difícil calcular tu aterrizaje viniendo de alta mar y en regata que de una isla cercana donde eliges la hora de salida. Sólo lo traigo por las imágenes impresionantes del vídeo, para que veáis lo que es que el mar se transforme en un auténtico río que tienes que remontar a contracorriente.
¡Con cuidado, navegantes!
¡El video es impresionante!, aunque lo entiendo perfectamente, ya que nosotros en otros sitios con menos corriente ibamos hacia atras.
ResponderEliminarAprendimos claramente que era mejor esperar en tierra o fondeados en una boya que intentar ir contracorriente.
Salu2.
¡Cómo disfrutamos, eh Daniel!
ResponderEliminarSi y lo que aprendimos, fue una gran experiencia.
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