Hola navegantes.
Esta mañana la niebla y la llovizna nos hicieron posponer la salida hasta las 11.45, pero esa retención forzada nos permitió arreglar la bici, ir al súper y a Fernando resolver por internet unas cosas urgentes de su trabajo. Nos hemos venido a Burela, 31 millas a motor porque el poco viento que había nos venía de cara. Además todo el cielo nublado, con lo que el panel solar no cargaba la batería, y nos hemos percatado de que el cargador del motor tampoco cumple su función. Otro bricolaje a la lista de pendientes. Un día de los que te hace dudar del dicho de que vale más un mal día de navegación que un buen día de trabajo.
La mayor parte del recorrido la hemos hecho "a la francesa", con el motor y la mayor para aprovechar el viento aparente. A ratos nos permitimos sacar el Génova, que para aumentar el ángulo de ceñida sin que se quede a la contra le metemos por dentro de los obenques. Algo poco ortodoxo pero que te permite ganar unos grados de ceñida, y eso en las travesías largas vaya si se nota.
En Burela primero nos quedamos en el muro, y la foto del Corto Maltés desde arriba es para que veáis la función de esa tabla que siempre llevo amarrada en los candeleros. Se coloca por fuera de dos defensas grandes y evita que la escalera del muelle choque con el casco. Más tarde nos enrollamos con unos pescadores a ver si alguno de los atraques del pantalán estaba esta noche vacío, y enseguida nos dirigieron al de unos compañeros que estaba en varadero, y por lo tanto el atraque vacío. Y aquí vamos a pasar la noche.
Nos quedan dos días para nuestra cita en Coruña, dos etapas de casi 50 millas cada una y con pronóstico de poco viento. Ojalá se equivoque porque si no se me va a quedar para siempre esta cara de viento de proa.
Hasta mañana navegantes.
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