Hola navegantes
Ayrr fuimos a conocer las islas del sur del Golfo de Morbihan. Pero antes voy a enseñaros algunos inventos que hemos visto por aquí.
El primero es una especie de cabrestante para sacar el fueraborda de 50 caballos del agua y que no esté siempre con la cola en el mar. Se activa con una manivela. El otro es un sistema de poleas para que el motor fueraborda trabaje en paralelo con el timón. Lo vimos en un velero. Y el tercero son las mini bolas de remolque que utilizan aquí las motos y las bicis para arrastrar el carromato. Ya os dije que aquí son el vehículo más utilizado. No quiero ni pensar lo que me diría en España un guardia que me viera remolcando uno de esos carromatos con la Vespa.
Ayer por la mañana antes de salir a navegar vimos un incidente con un velero de 31 pies. Ya os dije que el calado en los pantalanes de la isla de los Monjes es de 1,3 metros. Este velero intentó entrar y lógicamente se varó. Tuvieron que sacarle las dos lanchas de la Capitanía y llevárselo lejos. Y nosotros mirándolo todo desde nuestro atraque. Ventajas de los veleros pequeños.
Pues hablando de veleros pequeños, ¿qué barco diréis que está fondeado aquí al lado?. Nada menos que el trimarán amarillo con el que las tripulaciones de la revista francesa Voiles et Voiliers recorrieron todas las islas de Francia y que han sido motivo de varios reportajes en la revista. Al parecer el barco lo ha adquirido un vecino de la isla de los Monjes, pero según me han dicho ahora está en fase de reposo. Es el trimarán de color amarillo de la foto.
Bueno pues volviendo a la navegación, ayer salimos decididos a conocer la isla de Govihan, la que nos recomendó el chico de la Capitanía. Después de una navegación extraordinaria a más de 5 nudos, llegamos a la playa de su extremo sureste. Todo parecía muy bonito, hasta que cuando habíamos fondeado y estábamos preparando la comida nos dimos cuenta de que garreábamos. Al subir el ancla venía otra vez cargada de algas. Para no repetir el proceso buscamos una boya cercana y nos quedamos allí. ¿Pero adivináis la sorpresa cuando empezamos a recorrer la isla con los prismáticos?. Habéis acertado, también es privada. Total que no nos decidimos a desembarcar y nos fuimos a conocer las restantes del sur del Golfo.
Pasamos por cuatro o seis de ellas pero viéndolas sólo desde el mar, porque hacía mucho viento y la corriente de marea ya venía en contra y nos obligaba a dar muchos bordos. Cualquier desembarco en esas condiciones nos hubiera llevado media tarde. Y no queríamos arriesgarnos a hacer toda la maniobra para ver que también era privada. La verdad es que la exploración terrestre de las islas nos está decepcionando. Eso sí, desde el mar son preciosas.
Y para terminar, fijaos que sorpresa que aquí algunos perros saben leer y además en francés. Fijaos en la última foto.
Hoy vamos a subir el río Auray hasta donde sea navegable, lo cual requiere una planificación muy exacta de las mareas. Tenemos que salir de aquí con la marea vaciante, esperar en la entrada del Golfo a que se invierta y llegar hasta Auray con la marea creciente. Ya os contaremos qué tal nos fue.
Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar.
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