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jueves, 19 de junio de 2014

Andernós y los amores eternos.

Hoy hemos hecho una navegación de ida y vuelta a Andernós, con una escala de despedida en la Isla de los Pájaros, 16 millas. Andernós es un puerto ostreícola al norte de la bahía, famoso por su espigón, de 232 metros de largo, que según las guías turísticas es el más largo de Europa, aunque yo creo que los franceses aquí han exagerado un poco:



Es de hormigón salvo su parte final, que tiene un pantalán flotante dedicado al transporte de pasajeros, pero que uno de sus lados admite barcos de tránsito y es gratuito. Siempre queda un poco de agua en bajamar, al estar tan lejos de la orilla, pero no entraba en nuestros planes quedarnos a dormir porque mañana coge Ana el tren de vuelta y se incorpora Jorge Aguirre para la navegación hasta Santander, y no queríamos arriesgarnos a perder alguna combinación durmiendo tan lejos de Arcachon. Por lo tanto fuimos con la pleamar, conocimos el pueblo y los alrededores y nos volvimos:






(fijaos en el ciclista detrás nuestro porque luego volveré sobre él).

El pueblo está volcado en la recolección de ostras, aunque había también ambiente veraniego de turismo. Su acceso es difícil, contando y marcando las boyas como para ir a Le Teich, algo difícil si no imposible de hacer solo, pues hay que ir buscándolas en la carta y luego con los prismáticos para identificarla. Nosotros, yendo dos, nos salimos una vez de la canal y no pasó nada gracias a que estábamos casi en pleamar y había agua de sobra.

Después retrocedimos sobre nuestros pasos hasta encontrar el canal que lleva a la Isla de los Pájaros, preciosa pero de triste recuerdo por la noche toledana que nos hizo pasar. Fuimos allí a comer y descansar un rato, a modo de despedida de este sitio emblemático. Nos marchamos de allí cuando se retiraba el mar, y el velero que estaba fondeado al lado nuestro no estuvo tan espabilado y se quedó varado. Ahora no saldrá hasta la pleamar de por la noche.

Después de unos bordos frente a Arcachon para grabar mejor en la memoria su imagen, volvimos a puerto otra vez con un encarguito para la bici, pues con tantos baches que la hemos hecho soportar había perdido nada menos que la tuerca que sujeta la rueda de atrás.

Mañana es día de despedidas pues se marcha Ana (¡sniff!) y viene Jorge para ayudarme a llevar el barco de vuelta a Santander. Pensamos salir el sábado o el domingo según la meteorología, y cuando estemos en España volverá a funcionar el localizador en el blog. Lo que ya está claro es que ninguno de los dos días habrá ejercicios de tiro del ejército sobre nuestras cabezas, lo que tranquiliza mucho porque no, no son disparos de fusil, fijaos con lo que tiran:
 


Y para terminar un comentario sobre los amores eternos. Fijaos lo que ha hecho este señor cuando su mujer se quedó inválida:


Ha fusionado la silla de ruedas con el cuadro de la bici para poder seguir dando paseos en bici con ella por su pueblito, Andernós. Eso si es autenticidad.

Y un aviso a los grumetillos: ya he puesto en la página de Flickr una entrada para apuntarse a la primera navegación de este verano, que será el sábado 5 de julio.





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