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viernes, 4 de enero de 2019

Dibufirma de Avignon.

Hola navegantes.

Retomo aquí las dibufirmas de los puertos que visitamos en la vuelta a Francia este verano y con ellas  los recuerdos que me guardé. Nos habíamos quedado en Alleriot, un sitio anodino a la orilla del río Saône, afluente del Ródano, por el que llegaríamos al Mediterráneo. Efectivamente por el Saône  llegamos a Lyon.

Aunque no tan emocionante como París, también se nos encogía el alma entrando en esa gran ciudad, la tercera de Francia, con nuestro barquito. Tiene nada menos que 18 puentes, que llevaba marcados en el Navionics porque me preocupaba pasarme de largo y tener que dar media vuelta y navegar contra la corriente. Nos quedamos en  el Halte Nautique "Confluence", que recibe ese nombre por estar situado en el final de la lengua de tierra que separa el Río Ródano de su afluente, el Saône, y esa zona urbana en forma de península se llama “Confluence” (“Confluencia”) precisamente por confluir allí los dos colosos. Después de tantas penalidades nos quedamos allí dos días y medio a descansar y conocer Lyon.

Luego entramos en el Ródano, el último escollo de ese viaje, un río monumental, con tráfico comercial de grandes mercantes, esclusas de más de veinte metros de desnivel, una corriente de tres o cuatro nudos y la posibilidad de que el mistral se encajone en el cauce del río, que sigue la misma dirección de ese viento. Nos habían prevenido mucho contra sus riesgos. Pero volvió a ser verdad lo del perro que ladra al espejo, y se asusta sin darse cuenta de que se está atemorizando de sí mismo. Alimentar tus propios temores. La realidad fue que la corriente te ayuda, al tráfico comercial estamos acostumbrados de la bahía de Santander, y las esclusas están perfectamente estudiadas con sus norays flotantes que bajan y suben con el barco. Y el mistral aparte de refrescar, hacer una ola incómoda o dificultar la entrada en las esclusas porque venía de popa y nos torcía, lo bueno es que nos incrementaba la velocidad. Los días de mistral hicimos más de siete nudos con el motorcito de 6 CV. Increíble. Finalmente el 31 de agosto llegamos a Avignon.



¡Con cuidado!.

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