Este verano, cuando intentemos dar la vuelta a Francia, vamos a quedarnos en muchos puertos de varada. En ellos el Corto Maltés pasará la noche apoyado en el barro del fondo, como aquí en nuestro anterior viaje a Bretaña:
En esos fondos a veces el barro se mete a presión entre la orza y el quillote y luego, al reflotar, la orza se niega a bajar. Para volver a bajarla hay que bucear bajo el casco, pasar un cabito por el agujero que lleva exprofeso, y tirar hacia abajo:
Pero claro, ¡a ver quién se tira al agua helada de Bretaña al amanecer, con las fuertes corrientes que hay a la salida de los puertos, y con las olas que pueden dejarte caer en la cabeza un barco de 1.500 Kg!. Para solucionarlo he hecho un registro para poder empujar la orza desde arriba, desde la camareta.
El sistema de elevar la orza del Corto Maltés consiste en un aparejillo dentro de una columna vertical que sirve de pata a la mesa de la camareta (flecha verde), que actúa sobre una polea (flecha roja). Esa polea está fijada a la orza de hierro mediante una barra rígida. Por tanto, empujando sobre la polea se actúa directamente sobre la orza de hierro.
Para empezar hay que desarmar la mesa y dejar a la vista la tapa superior de la columna vertical. Es necesario para marcar bien el punto donde agujerear, ya que haciéndolo a ciegas desde arriba podrías caer sobre la chapa de acero inoxidable que sujeta la última polea del aparejillo, y cargarte de sierra de corona del taladro:
Al levantar la tapita de madera se ve dentro de la columna el aparejillo:
La polea blanca es donde hay que apoyar para bajar la orza. A continuación se agujerea la tabla que hace de tapa, se vuelve a armar la mesa y se agujerea la propia mesa:
Si la orza se traba hay que empujarla con un palo a través del agujero. No vale el bichero porque no hay forma de meterlo vertical bajo el techo de la camareta, ya que es muy largo. Yo voy a usar el mango de un remo desarmable:
Para tapar el agujero voy a usar de momento una brújula, que además de quedar a paño con la mesa y no estorbar, me permitirá tener una referencia del rumbo del barco, o su posición en los fondeos, desde dentro:
Como no está marinizada, por la parte posterior, que es la que estará expuesta a la humedad, le he dado varias capas de esmalte:
El resultado final:
El borde entre la brújula y la madera lo sellaré con Blu Tack, una masilla que adhiere pero no se seca como el Sikaflex (lo que en los colegios llaman "el moco azul") de manera que no me cueste quitarla con rapidez cuando lo necesite. Si en un futuro la brújula se oxida me plantearé poner un tapón de plástico o una boca como las de llenado del gasoil y agua para la cubierta.
El sistema tiene dos ventajas adicionales: sirve para tirar por allí las migas de la mesa, y para meter la boca de una manguera y endulzar el cabo de izar la orza.
Muy ingenioso y espero que practico, seguro que se agradece el poder bajarla desde en interior, sobre todo los frioleros.
ResponderEliminarSaludos.