Hola navegantes.
Según informa El País, Eslovaquia ha declarado el estado de emergencia en todo el territorio tras un ataque hace unos días de un oso pardo a un hombre de 59 años, que acabó falleciendo. Es el tercer fallecido por ataques de osos en lo que va de año en Eslovaquia. Tras el incidente, su Gobierno ha dado el visto bueno para abatir hasta 350 osos pardos, un número muy similar al total de osos que hay en España —unos 370 entre la cornisa Cantábrica y los Pirineos— y alrededor de un cuarto de los existentes en aquel país centroeuropeo (entre 1.200 y 1.300). Un ejemplo lógico de dar prioridad a la vida humana por encima de otras consideraciones.
En España no suele haber ataques de plantígrados porque las Administraciones aplican programas para evitar que los osos se habitúen a la presencia de humanos, evitando el riesgo. Según fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica, el único caso registrado de interacción de un oso con una persona en los últimos 10 años con resultado de contacto físico ocurrió en 2021, en el concejo asturiano de Cangas de Narcea. Entonces, una mujer de 75 años se encontró fortuitamente con un oso, que le causó heridas en cara y brazos. No ha habido más incidentes similares en más de una década, aunque en Cantabria, Asturias y otras regiones del Norte empieza a ser habitual que bajen a los pueblos a buscar comida en las basuras. Algo muy preocupante porque nos pierden el respeto, y estamos hablando de un animal que, aunque caiga simpático, es salvaje y puede llegar a los 900 kg, no de un chihuahua.
En Asturias cuando se estima que un oso tiene estos comportamientos, se instala cerca del pueblo una trampa cilíndrica con comida, para lograr que el oso entre.
Entonces lo duermen, se le toman muestras de sangre y pelo para ver su
estado de salud, y le colocan un collar con GPS que ayuda a seguir sus
movimientos. Ahí empieza la segunda parte, que se denomina “aversión
condicionada”: se siguen sus movimientos y, cuando se acerca a una
fuente de comida en un pueblo, se avisa a los guardas para que estén
preparados. En el momento en que empieza a comer, le disparan balas de
caucho —que no son letales— para que el animal asocie ambas sensaciones y
no vuelva a hacerlo. Así se evitan muchos encontronazos entre osos y
personas, así como situaciones de peligro.
Pues eso es exactamente lo que algunos navegantes estamos pidiendo para las
orcas. Que se marquen con dispositivos electrónicos e
informarnos dónde están para no acercarnos. Que se
estudien científicamente unos petardos que las espanten sin dañarlas (sería facilísimo de estudiar en las orcas en cautividad) y
que nos dejen utilizarlos. Y por supuesto que se indemnice a
los perjudicados, como se hace cuando una especie protegida (osos o lobos) ataca y
mata al ganado. Porque aparte del riesgo para la vida, la media para reparar un barco que ha sufrido algún incidente con orcas se estima que es de 10.000 € (más de lo que cuesta mi barco) y normalmente no lo cubre el seguro, ya que las compañías no suelen cubrir los daños propios en barcos un poco viejos. Como comparación, los daños en un coche que tiene un accidente con la fauna salvaje rondan los 1.400 €.
Por supuesto los que opinan que el cadáver del enemigo siempre huele bien proponen medidas más agresivas, como eliminar a las orcas que atacan (se calcula que son unas 15, las que llamamos "gladis"). Pero esta opinión, al contrario que las del párrafo anterior, no es unánime. Aunque también hay precedentes de eliminar a algún ejemplar especialmente agresivo de otras especies protegidas. Y otros proponen que se prohíban las actividades de avistamiento de cetáceos, para que no se acostumbren a nuestra presencia y a acercarse a las embarcaciones.
Pero todas estas medidas deberían estar estudiándose y aplicándose desde hace 5 años que empezaron los ataques, y en estos años casi 1.000 barcos han sido atacados y 8 han sido hundidos (por ahora sin víctimas) sin que la Administración haya dado una respuesta convincente. Ojalá con intervenciones como ésta, que se están repitiendo en los foros náuticos con insistencia, consigamos que nuestro gobierno actúe aprisa, antes de que muera alguien.
Con cuidado, navegantes.
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