Hola navegantes.
Desde los 16 años he tenido una Vespa, o sea que ha sido un vehículo que ha formado parte de toda mi vida, desde cuando los años aún añadían longitud a mis extremidades hasta que me prejubilé, que la cambié por la bici.
Separarme de ella después de tantas décadas me dejó triste como una viuda inconsolable, pero me pudo el pragmatismo porque ya no era fácil aparcar las motos en Santander, no la necesitaba para el trabajo, no la cogía ni una vez al mes, me arriesgaba tontamente a tener un accidente, y era más sano y ecológico moverse en bici. Pero a pesar de mi afición, lo que nunca se me pasó por la cabeza fue unirla a la otra y usar la Vespa para navegar. En esto se me adelantó el francés Georges Monneret, que en 1952 convirtió su Vespa en un vehículo anfibio:
¡Qué tiempos!. Ahora ese anfibio no habría pasado la inspección de los barcos (la ITB) ni la de los vehículos (la ITV). Monneret era un aventurero y piloto empeñado en demostrar que cualquier moto, bien usada, podía ir a cualquier parte. Se le apodaba "Jojo la moto" y en su carrera obtuvo 499 victorias y 183 récords del mundo. Incluso fundó su propia marca de motos, « Mondial-Monneret », en 1965. Aparte de sus victorias en competiciones realizó algunos viajes extraordinarios en moto, incluso llevando a sus hijos pequeños en una especie de mini-sidecar de remolque:
Por cierto, sus hijos también se han dedicado al motociclismo. Pues después de competir en el Dakar y romper varios récords de resistencia, decidió preparar una Vespa modificada con flotadores laterales y una hélice. La rueda trasera se apoyaba en una cinta rulante que, por frotamiento, giraba y hacía mover la hélice. También llevaba una turbina de aire forzado para asegurar la refrigeración del motor a pesar de la escasa velocidad de la embarcación.
Fijaos que no le quitaba ni la rueda de repuesto. No sé lo que pensaba hacer con ella en el agua. Primero probó el invento en el Sena y luego en un canal de Francia, pero la hazaña definitiva fue navegar con ella por el mar, y concretamente de París a Londres cruzando el Canal de la Mancha por el paso de Calais, desde Calais a Dover. O sea, el mismo cruce que hicimos nosotros con el Corto Maltés y que pensábamos que tal vez, quizás, es posible que hubiera tenido algún mérito. Escoltado por un barco de apoyo fracasó en el primer intento, pero consiguió llegar a Dover con la Vespa en el segundo. Aquí podéis ver un vídeo antiguo de su travesía:
Recordando lo que nos costó a nosotros con el velero, verle en esa "embarcación" pequeña como un pedalo te encoge el corazón. Al conseguirlo, la hazaña fue aprovechada por Piaggio como una demostración publicitaria: "La Vespa puede llegar donde tú quieras". Y no les faltaba razón, porque también con la Vespa cruzó el desierto del Sahara sin asistencia, sin GPS, y sin ningún tipo de plan de evacuación. Mi intento más serio fue llegar a lo vivo con una Vespa 75 de Madrid a Milán (unos 1.600 km) en Navidades, cuando tenía 19 años, para ver a una novia, y no pasé de Guadarrama por el frío.
Monneret falleció en 1983
Con cuidado, navegantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios son bienvenidos.