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lunes, 3 de febrero de 2025

Transmitir una pasión.

Hola navegantes. 

 En otra entrada os conté la historia de Christian Marty, el francés que cruzó el Atlántico en windsurf en 1981:

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 Pues a su llegada a Kourou, en la Guyana francesa, le estaba esperando un  niño de 13 años, Olivier Defranc, que incluso acompañó a Christian en los últimos kilómetros de su travesía. A partir de entonces hizo del windsurf su afición y fue miembro del equipo francés de windsurf entre 1985 y 1991. Pero toda su vida estuvo soñando con alcanzar su Santo Grial, repetir la hazaña de Christian. Y ahora, 43 años más tarde, lo ha conseguido.

Salió el 10 de diciembre de Senegal para repetir el mismo recorrido hasta Kourou. Como Christian, Olivier contó con un equipo de apoyo en un catamarán que le llevaba alimentos y el equipo necesario para dormir en su tabla, utilizando un tubo de estabilidad y un toldo para protegerse de las salpicaduras, así como las velas de repuesto y otros recambios. 

Las condiciones fueron extremas, y la falta de descanso se convirtió en un gran obstáculo. “Después de siete días con muy poco sueño, estaba agotado. Mi físico me preocupaba: tendinitis, ampollas, calambres, dolores de espalda… Me dolía todo”, confesó Olivier, que ya cuenta con 55 años. Había dormido una hora en tres días, el ácido láctico le quemaba los músculos, y por prescripción del médico que le acompañaba en el catamarán los días peores pasó a dormir en el barco, eso sí, con las velas arriadas para no avanzar en el catamarán durante la noche. 

Como Olivier no es rico como Salomón, su proyecto requirió enormes sacrificios personales. Tras décadas de preparación hizo un primer intento en 1992, que resultó fallido (después de 3 años de preparación física y mental) debido a la falta de patrocinio. El propio Christian Marty le había ayudado a buscar sponsors, pero sin éxito. Así que finalmente, y con el acuerdo de su  mujer y de su hijo, decidió vender su casa para financiar el desafío. En sus propias palabras, "hay que vivir tus sueños; el dinero no es lo importante". Y no sólo lo logró, sino que mejoró el récord de Christian: llegó a Kourou  el 5 de enero tras 27 días de mar, cuando Christian había necesitado  37. 

La llegada a Kourou estuvo cargada de emoción, no sólo por los familiares y amigos que le esperaban y por la satisfacción de conseguir tal proeza. Es que también estaba esperándole Jerome Marty, hijo de Christian Marty, homenajeando entre los dos a su padre, que como os conté era piloto de avión y falleció en un accidente del Concorde en julio del año 2000. En la foto, con Jerome:

Con cuidado, navegantes.

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