Hola navegantes.
Esta mañana se marchó Fernando y ya ha llegado sano y salvo a España. Daniel y yo hemos dedicado la mañana a conocer Niza. La ciudad nos ha encantado. Tiene un espejo de agua como el de Burdeos. Es una plaza con chorros de agua donde dejan jugar a los niños como si fuera una atracción. Al lado hay un parque de juegos infantiles hecho con animales marinos.
Y vimos la Catedral Ortodoxa Rusa, la más grande fuera de Rusia. Nos llamó la atención ver a una niña que se santiguaba raro. Creíamos que se le había olvidado cómo hacerlo, hasta que vimos a su madre hacerlo igual. Llevan la mano primero al hombro derecho en vez de al izquierdo. Además vimos una boda ortodoxa, aunque la novia estaba igual de nerviosa y el traje de cola era como el de las bodas católicas. Lo raro es que el novio entró a la iglesia con ella y hasta le ayudó a quitarse nervios.
La tarde la dedicamos a engrasar el fueraborda. Le cambiamos el aceite del cárter y de la transmisión. Hay que hacerlo cada 100 horas. En Santander no hago 100 horas de motor ni en un año, pero en esta navegación, con las panzadas que nos hemos dado de motor, se las he hecho seguro.
Y acabamos la tarde visitando el castillo viejo, una atalaya desde la que se ve toda Niza y una gran parte de la costa que recorreremos mañana, y donde hoy se estaba celebrando la fiesta del Partido Comunista Francés.
Mañana seguiremos hacia el oeste.
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