Hola navegantes.
Como no habréis visto nuestra salida en la baliza, os habréis imaginado que nos hemos quedado en Marciana Marina. En efecto el pronóstico hoy era de calma chicha y no nos apetecía hacer la travesía a Capraia a motor. Como además nos apetecía conocer el monte Capanne, hemos aprovechado el día para eso.
La noche ha sido movidita porque ha habido varias tormentas con aparato eléctrico y no paró de llover, y de madrugada tuvimos que recoger toda la ropa que teníamos tendida fuera y acomodarla dentro del barco a secar. La mañana se mantuvo nublada y la cumbre del Monte Capanne estuvo con un copete de nubes que ya nos hizo sospechar que desde arriba no se vería nada. Pero aún así fuimos al Cabinovia que despertaba nuestra curiosidad.
Es una especie de telesilla pero con unas cestillas para dos personas. Te advierten que no te bambolees ni bailes dentro de la cestilla. Nada más llegar nos dijeron que no funcionaba, las tormentas de la noche habían estropeado algo de la electrónica. Desesperados nos fuimos a conocer el pueblo de Marciana, que es pequeñito y como colgado de la falda de la montaña. Tiene una iglesia modesta con frescos pintados en las paredes. Había un anuncio del cineforum de la parroquia, y aquí el cura no se andaba con rodeos ni eufemismos, porque todas las películas eran de Jesucristo. Notamos que olía muy mal, hasta que nos dimos cuenta que era a orina y que había marcas en la pared. Al parecer usan esa esquina de la iglesia (sí, dentro) para orinar. ¡qué guarros!.
Desde el pueblo vimos que el Cabinovia estaba en marcha y fuimos a hacer el viaje. Hay que subirse y bajarse de la cestilla en marcha, como en los telesillas. Todo el trayecto está sembrado de gorras, sombreros y bastones de montaña, de gente que los ha perdido en el camino. La cumbre estaba nublada y no se veía nada, pero casi todo el trayecto a la cumbre nos ofreció vistas de la cara norte de Elba y de Marciana Marina en primer plano, y por eso mereció la pena. El selfi que nos hicimos en la cumbre y la foto en el helipuerto la cumbre os dará una idea clarísima de lo que pudimos ver desde arriba. ¡que pena!.
A la vuelta nos cambiamos de marina, porque hay dos y sin querer nos habíamos ido a la cara. La del Círculo della Vela vale 20 euros en vez de 30 la de ayer, y encima es más acogedora, con más tradición velera y con una escuela de vela que da pena por su excesiva modestia. Os enseño dos fotos del local donde enseñan a los futuros navegantes. En las oficinas tienen una foto de nuestro ex-rey, la oficial, que les dedicó cuando vino a una regata. No se estiró mucho para elegir el regalo.
Mañana siguen pronosticando vientos flojos pero no queremos atrasar más el salto a Capraia, y nos iremos aunque haya que escuchar todo el día los caballos del fueraborda. Hasta mañana navegantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios son bienvenidos. Lo más cómodo es poner tu nombre al final del texto y luego elegir como identidad "anónimo".