Calificarlo como superyate es quedarse corto. Y no porque tengamos un
récord de eslora entre las manos, sino porque, a simple vista, lo
último que dirías del Kokomo Island es que es un barco. De hecho, es una isla privada móvil. Si
tener nuestra propia isla ya es todo un lujo, poder disfrutarla en el
océano o mar que queramos ya son palabras mayores. Y todo ello en un
marco de exotismo y lujo que no tiene nada que envidiar a las mansiones
más exuberantes o los yates con más cubiertas del mercado. Esta criatura
de Migaloo Private Submarines lo tiene todo, y encima
con el aliciente de que, cuando te aburras de ver el mismo paisaje al
amanecer o al atardecer, solo tienes que levar anclas y buscar otro
rincón del planeta.
El Kokomo Island está pensada como villa,
siguiendo los parámetros que bien podrían encontrarse en una estación
petrolífera, con un sistema de plantas parecido. Claro que aquí, en vez
de prospecciones mineras, se busca del hedonismo más
absoluto. Para ello hay detalles como el mirador elevado más de 100 metros sobre el nivel del mar, un auténtico ático de lujo sobre la villa. Además, el complejo cuenta con una sauna, gimnasio, jacuzzi con suelo de cristal… y un helipuerto que será el mejor modo de llegar y marcharse.
No
se trata de un yate que pueda ir a gran velocidad. Sus ocho motores
apenas pueden alcanzar ocho nudos. Todo sea para
que no sufran las palmeras de los jardines interiores, o que los jardines verticales sigan intactos todo el tiempo,
así como las cascadas de agua que se producen entre plataformas…
No falta ni un cine con pantalla exterior,
ni la piscina… Aunque todo es personalizable, ya que el diseño parte de
cero a la hora de crear el Kokomo Island, un proyecto que también
podría convertirse en casino o en hotel de lujo llegado el caso. Todo
dependerá de lo que esté dispuesto a pagar su propietario, aunque
superaría los 10 millones de euros en todo caso…
Pese a que la Kokomo Island es, de momento, sólo un proyecto, los creadores aseguran que la primera isla podría construirse ya en un futuro próximo. “La repercusión ha sido increíble y a todos nuestros clientes les ha encantado la idea. Ya estamos negociando con uno de ellos”, asegura el gerente de la empresa.
He podido localizarle, y asegura que está impaciente por cambiar de barco:
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