Salimos lloviendo, pero en esta ocasión la tarde mejoró poco a poco y aunque no lució el sol por lo menos no nos mojamos. Una imagen y unos colores típicos de Santander hasta en pleno verano:
Fondeamos a unos 50 metros de la isla, y organizamos todo para desembarcar en zodiac. Hicimos varios viajes a remo, que aprovechamos para enseñarles a remar.
Exploramos la isla y escalamos una de sus colinas, que tiene una vista original de la bahía. Además buscamos la planta para hacer “la fragancia de las islas”, para lo que habían llevado todos su frasquito de alcohol.
También vimos algunos ejemplares de cisnes salvajes que han anidado en ese torno de la bahía. Volvimos a los barcos atravesando la espesa vegetación, y todavía nos dió tiempo a bañarnos casi una hora porque aguantó sin llover.
En fin, una tarde fabulosa que aguantó a pesar de lo que amenazaba al salir, y que ya veréis cuando evaluemos esta actividad al final del verano como es una de las que más les ha gustado. Si en Santander anulásemos los planes por la lluvia no haríamos nada.
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