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domingo, 15 de septiembre de 2013

Tán cerca y tán inaccesible...

Ayer fuimos con los grumetillos del Hospital Valdecilla a la Isla de Santa Marina. Habíamos programado el desembarco con la Cruz Roja. Salimos con viento del NW, que aquí llamamos "gallego" y por desgracia siempre acaba en lluvia. A pesar del gallego hacía calor cuando salimos y nos las prometíamos muy felices. La isla estaba así de bonita cuando llegamos:


Es una isla preciosa, cerca de la playa de Loredo, no urbanizada, con una playita de arena blanca y fina en su lado Sur, y habitada por conejos que se introdujeron con ánimo de cazarlos.

Pero al llegar no sólo se nubló y aumentó el viento, del que la isla no resguardaba (el fondeadero está al oeste), sino que comprobamos que había muchas olas y que era difícil encontrar los parches de arena en el fondo para echar el ancla. Es un fondo que alterna rocas y parches de arena, con riesgo de enrocar el ancla, es decir, que se trabe en una roca y no puedas sacarla.

Resignados cambiamos los planes y volvimos a la bahía. Pero ahora teníamos el viento de cara y nos costó varios bordos lo que a la ida había sido un rumbo directo. Eso, más el viento racheado de hasta fuerza 5, y llevando a bordo niños desde 6 años, nos complicó un poco la tarde.

Finalmente fondeamos dentro de la bahía. Una grumetilla que había finalizado esta semana la quimio nos trajo una tarta para celebrarlo todos juntos:


Estaba exquisita, era como de tres tipos de flan de chocolate sobre una base de galleta.

La tarde terminó lloviendo y nos volvimos a puerto un poco antes de tiempo. En el pantalán, entre un chubasco y otro nos dió tiempo a enseñarles a pescar cangrejos.

Aunque Murphy volvió a acordarse de nosotros ayer, le fastidiamos porque nos lo pasamos muy bien a pesar de todo.

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