Hola navegantes.
Este blog acaba de recibir la visita número 600.000.
(es el número y la gráfica debajo del título).
¡Quién nos lo iba a decir cuando lo empezamos en 2012!. Estábamos preparando nuestra primera gran navegación en el Corto Maltés, la vuelta a España, y todo eran dudas e incertidumbres, y por qué no decirlo, miedos. Pero alguna vez tiene que ser la primera, y teníamos que decidirnos. Reproduzco la primera entrada del blog, donde veréis nuestra sensación subjetiva al emprender aquella "hazaña":
Sábado, 3 de marzo de 2012.
Presentación.
Álvaro.
Aunque en aquella navegación se montó alguna de aquí te espero, marinero, la verdad es que la terminamos con éxito, teniendo en cuenta los cinco factores que luego he podido madurar (aunque entonces no los tenía tan claros) que os comenté aquí:
Después vinieron otras navegaciones igual o más difíciles, como la vuelta a Francia, la vuelta a Italia, o la navegación a Bretaña, a la Isla de Elba o a Londres, aparte de las muchas veces que hemos recorrido la cornisa cantábrica, que ya conocemos como la palma de la mano. Todas las terminamos bien y sin ayuda de ningún elixir, pero aquella vuelta a España fue como la primera novia, que te deja una impronta especial. Las siguientes navegaciones han podido ser más difíciles, pero ya no teníamos ese miedo innato a salir de la bahía para movernos por alta mar con un barco tan pequeño. Porque aunque en barcos mayores lo habíamos hecho muchas veces, todos nos decían que era imposible moverse por alta mar con un barco menor de 8 metros. Vete a saber. Nosotros lo intentamos aquella primera vez y lo logramos, y luego ya sabéis que lo hemos repetido muchas otras. Y este blog no intenta otra cosa que enseñar a los que tengan un barco pequeño, y estén con las mismas dudas que nosotros, que no solo es posible, sino que te da muchas satisfacciones y que podemos hacer cosas que los más grandes no pueden.
Y respecto a que sea peligroso, tened en cuenta la reciente desgracia del megayate Bayesian, que se hundió mientras estaba fondeado en Sicilia por recibir una bofetada de aire de 54 a 60 nudos (100 a 110 km/hora). O sea, el viento que podéis experimentar en el coche al sacar la mano por la ventanilla en una autopista. Está claro que tener un barco más grande (en este caso, 56 metros de eslora) o escandalosamente más caro (40 millones de dólares) no aleja el peligro, porque muchos barcos más pequeños aguantaron las mismas rachas sin ningún daño.
Con cuidado, navegantes.
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