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lunes, 16 de septiembre de 2024

Una navegación frustrada.

Hola navegantes. 

No sería honrado con vosotros si sólo os contara las navegaciones que nos salen bien. Por eso voy a contaros la última, que se frustró.

Nuestro objetivo era llegar a Bayona (en Francia). Salimos de Santander con un viento muy favorable del Oeste, que cogimos hasta el Cabo de Ajo por la cadera de babor y después del cabo por la de estribor, y que nos permitió llegar a Laredo a rumbo directo antes de comer :


El segundo día lo mismo, un viento del Oeste que cogimos en orejas de burro hasta Bilbao, también en medio día, aunque sintiendo los alfilerazos de frío del viento de popa que se nos metía por el cuello:

 

 

Y allí se acabó lo bueno. Los siguientes días sopló del Oeste con fuerza 5-6 y marejada a fuerte marejada, y no paró de llover, quedándonos encerrados cuatro días en el entorno de Bilbao. Aunque aprovechamos para una excursión por la ría y para conocer Santurce, Getxo y la ciudad de Bilbao, el hecho cierto es que no pudimos salir al mar abierto, o no nos apeteció hacerlo en esas condiciones. Y la vida a bordo ya sabéis qué incómoda es cuando no para de llover. 

Como curiosidades de Santurce, el "mareómetro", que es como un mareógrafo pero que no imprime una gráfica. Está junto al puente colgante y da la altura de la marea en metros, lo que permite a los barcos saber cuándo pueden subir por la ría según su calado:


La profundidad máxima de la ría es de cinco metros y pico, por eso la escala termina en 6 metros. La aguja se mueve impulsada por una columna de agua que sube y baja por vasos comunicantes con el agua de la ría.

Y esta curiosa torre de señales de profundidad, que según los discos que mostrara se sabía la altura de la marea en el abra:


Como veis, en vertical hay tres discos que permiten indicar de 1 a 7 metros, y en los extremos de la horizontal dos, que permiten indicar 0,25,  0,5  o  0,75 metros:

Un sistema simple como el asa de un cubo, pero muy práctico para conocer el calado de un vistazo.

Después de cuatro días encerrados, entre una cita ineludible que teníamos en Santander y la perspectiva de varios días más de lluvia, vientos fuertes y el acortamiento de los días, decidimos volvernos.

Y la vuelta fue otra vez con vientos portantes, esta vez del Este, lo que nos permitió venir de Bilbao a Santander (unas 40 millas) en menos de 8 horas. Algo inaudito, pero que nos hizo reflexionar lo que habría sido seguir hacia el Este con esos vientos de cara de fuerza 5-6 y olas olas de 2 metros, que nos habrían hecho navegar como clavando clavos a martillazos en el viento de proa.

Y encima alejándonos de Santander, lo que nos pondría más difícil llegar a  nuestra cita. Así que volvimos a Santander con las orejas gachas, a esperar ilusionados el verano que viene. Eso sí, empezando ya la temporada de montaña, la otra maravilla de Cantabria.

Me despido con un vídeo del Corto Maltés navegando en el entorno de Bilbao en esos días invernales:


Con cuidado, navegantes.

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