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sábado, 4 de noviembre de 2017

"Un tripulante llamado Murphy" ya está disponible.

Hola navegantes.

El nuevo libro, donde relato la navegación a la isla de Elba el verano pasado, ya está disponible. Fue una navegación llena de incidentes, con una ruta de ida por el mar costeando Francia e Italia, y de vuelta por los ríos, canales y mares interiores del Sur de Francia. Puede adquirirse accediendo en el enlace en la columna derecha del blog, y si alguien lo quiere dedicado con una dibucarta, pidiéndomelo directamente a alvarogaledo@gmail.com.


En la columna derecha del blog está también el acceso a las fotos de todo el libro (casi 800 fotos) clasificadas por capítulos, así como a las rutas marcadas sobre Google Earth. En el libro los lugares donde se puede consultar una fotografía están marcados con la letra en negrita.

Como explicación de intenciones os adelanto los dos últimos parrafos con los que termino el libro (los puntos suspensivos son para no revelar el final de la "película", el tanteo que durante todo el viaje, y en el relato del libro, llevamos entre el cabroncete de Murphy y mi modesto velero):

"Finalmente, y en cuanto a la experiencia vital, sólo puedo deciros ¡adelante, no lo pospongáis!. Cuando más tarde o más temprano os sintáis como un muñeco metido en un traje de negocios, o el aburrimiento os ahogue como una niebla espesa, no os dé miedo saliros del carril y soltar amarras. Aunque el resultado del tanteo en esta navegación sugiera ................, esos números no reflejan lo que sentimos por el camino, la felicidad enorme de estar libres en el mar, los nervios por la incertidumbre de dónde dormiríamos esa noche o qué conoceríamos mañana, cómo nos extasiábamos ante un paisaje, una puesta de sol o la vuelta del recodo de un río o un canal, y por qué no decirlo, hasta la satisfacción de hacernos más grandes que los problemas.

He pretendido escribir para vosotros, los propietarios de veleros pequeños, un libro lleno no sólo de números y de palabras sino también de vibraciones, para transmitiros que no demasiado lejos de casa podéis sentir lo mismo que sienten los que dan la vuelta al mundo en grandes veleros. Quiero decir que aunque el barco sea pequeño podéis vivir y descubrir cosas con él, impregnandoos de los paisajes por donde os lleve y de las personas que os haga conocer, y que lo agradeceréis cuando os llegue la edad de jugar a la petanca. Aunque también os advierto que durante el viaje algo hará clic en vuestra cabeza, y que es posible que el que vuelva a vuestra casa y a la Calle Mayor de vuestra ciudad sea distinto del que se marchó. No os preocupéis si todos esos parientes que meneaban la cabeza cuando os fuisteis os encuentran raros, porque el cambio es a mejor. Y hasta es posible que los propietarios de barcos mayores os envidien. Las navegaciones oceánicas o de altura no les permiten entrar en los sitios maravillosos donde entraréis vosotros, puertos pequeños y desconocidos, canales o ríos de poco calado que os llevarán a lo más profundo de los países. No veréis sólo y a toda prisa lo que os han dicho que tenéis que ver, como el turista, sino lo que por azar os caiga bajo los ojos. Sacad partido a lo que tenéis ahora, vale más eso que la esperanza de hacerlo todo cuando tengáis un barco más grande. Porque la vida es breve e impredecible".


Espero que os guste.

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