El invierno se aprovecha para ir resolviendo los bricolajes pendientes en el barco. Como este verano vamos a desarbolar el Corto Maltés dos veces (una para el camión, y otra para el Canal de Midi) le ha llegado el turno a los anclajes de los obenques.
El Tonic 23 tiene mal diseñada la fijación de los obenques, reconocida en todas las revistas náuticas que han analizado el barco. En lugar de anclarse en la cuaderna que coincide con su entrada en el casco, están anclados con un simple herraje y dos tornillos pasantes que atraviesan la fibra de la cubierta. Los esfuerzos que aguantan los obenques, que son los cables que evitan que el palo se caiga de lado, generan una tracción hacia arriba aplicada en la pequeña superficie de dos arandelas, que en algunos casos pueden deslaminar la cubierta o agrietarla. Para evitarlo, nada más comprar el barco reforcé la parte interior de la cubierta con chapas de acero inoxidable hechas a la medida, que aumentaron la superficie de tracción repartiendo el esfuerzo:
Ahora, para más seguridad, estoy trasladando parte de esa tensión a la cuaderna. Para ello he sustituido la tuerca por un cáncamo roscado, y un tensor que deriva el esfuerzo a otro cáncamo pasante atornillado en la cuaderna:
Como las tuercas del herraje más a proa están pegadas a la cuaderna, no queda espacio para atornillar un cáncamo y he tenido que hacer una pieza especial soldando una anilla de cadena inoxidable a la tuerca que traía:
Cuando pare de llover y lo instale os contaré si sirvió o no.
14-2-16: sí que sirvió, y aquí está el resultado final:
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