Hasta llegar a ella es una maniobra fácil y que depende del patrón.
Todo consiste en llegar casi sin inercia y de proa al viento o a la
corriente, para que al amarrarse el barco recule y no se traben la orza o
el timón con el cabo que une la boya al fondo. La dificultad es para el
proel (el marinero de proa) porque en cuanto el barco está en punto
muerto recula con una fuerza inesperada, que es mayor cuanto más grande
el barco y cuanto mayor sea el viento o la corriente. Es habitual ver a
marineros agarrando el bichero con todas sus fuerzas para que no se les
escape la boya, haciendo de ello una cuestión de honor de cara al
público, pero finalmente teniendo que soltarlo porque es imposible sujetar
un barco en esas condiciones. Y han empeorado la situación porque el
bichero se hunde enseguida, y sin bichero no hay forma de coger la boya.
Hay que tener preparado a bordo un cabo ya amarrado en una cornamusa de
las del fondeo, con un extremo libre. En cuanto se coge la boya se sube
a bordo el extremo de la estacha que ya suele venir con una gaza
preparada, se pasa por esa gaza nuestro cabo, se echa al agua de nuevo
la estacha y se amarra el extremo de nuestro cabo en la otra cornamusa.
Si se ha entrenado todo se hace en pocos segundos, antes de que el barco
recule, y cuando recula ya está amarrado. Es una maniobra muy bonita
de contemplar, y que nada más verla demuestra la experiencia de una
tripulación.
Son buenísimas las viñetas, como me gustan.
ResponderEliminarMi blog ha cambiado alvaro, me encontrarás ahora aquí:
http://www.larosadelosvientos-andua.blogspot.com.es/
Un saludo.