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martes, 15 de julio de 2014

Islas de San Juan.

El fin de semana fuimos con los grumetillos a las Islas de San Juan, uno de los últimos lugares salvajes de la bahía de Santander. Están en una zona de muy escaso calado porque durante décadas estuvo cerrada por una escollera para delimitar una parcela que se quería desecar para construir. Al abandonarse el proyecto, la escollera se derribó y vuelve a entrar la marea. Pero en bajamar se seca, por lo que el desembarco siempre está supeditado a ir en pleamar y con barcos de orza abatible o escaso calado.

La isla principal, La Campanuca, tiene una orilla llena de maleza pero una vez superada, tiene un valle con césped entre dos colinas como las jorobas de un camello. Trepamos a la colina más pelada (la otra es inaccesible por la vegetación) y desde allí hay una vistas únicas de la bahía y la ciudad. Recogimos una planta leñosa que crece en ella, con olor a anís o rosco de Navidad, que usamos para hacer colonia. Y al atardecer nos fuimos a bañar a la Canal, ya en aguas profundas para no quedarnos atrapados por la bajamar. En resumen, otro día completo y en el que el buen tiempo nos acompañó. No estamos acostumbrados a tanto bueno... Que dure.


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